TITON SOBRE “CASTA DE ROBLE” (1953), de Manuel Alonso.

“El mejor elogio que se puede hacer de “Casta de roble” es decir que se trata de una película cubana. Que sus realizadores han querido situarse, por primera vez, en Cuba, en una actitud sincera frente a la realidad de nuestro pueblo; que han tenido la valentía suficiente para apartarse de la línea pintoresca y falsa que habían trazado todas nuestras anteriores producciones, y han llevado a la pantalla importantes problemas de nuestro pueblo.

Todo esto debe servir de base y orientación para un sólido desarrollo de nuestra cinematografía. Se aprecia, por lo tanto, la alta significación que puede llegar a tener “Casta de roble”. Pero no es bueno hacer un simple elogio de la película. Es más positivo el examen de aquellos aspectos que no satisfacen plenamente las buenas intenciones y al mismo tiempo no añaden ningún beneficio desde el punto de vista comercial.

Porque si bien hay que admitir la actual necesidad de las llamadas «concesiones comerciales» que ayuden a soportar una cinematografía incipiente, obligada a toda clase de tanteos, éstas no llenan su verdadera función cuando están presentes en el argumento y toman la forma de situaciones melodramáticas, fáciles y poco creíbles. Y de esta manera repercuten en todas las fases posteriores de la realización (actuación, dirección, diálogos…), limitando demasiado el valor de la obra de arte.

Esto es lo que sucede en “Casta de roble”, que tiene un defecto de base: un argumento melodramático arbitrario y mal construido. De ahí parten las principales deficiencias de esta película: la actuación falsa, en contradicción con el ambiente realista que se representa, falta de un ritmo preciso en el desarrollo del conflicto, falta de unidad en el estilo (los elementos de la realidad no están perfectamente asimilados en la trama).

No se sabe todavía cuál será el resultado comercial de la película. Pero es lógico suponer que si este resultado es negativo, no habrá que ir a buscar la causa en el hecho de tratar problemas del pueblo con una actitud realista (parcialmente lograda), sino precisamente en aquello que impide llegar plenamente a la actitud realista (el argumento con todas sus consecuencias).

Se puede señalar otro tipo de «concesiones comerciales» mucho más efectivas, que en nada disminuyen el valor artístico del film. Son aquellas que están presentes en la última fase de la realización y que dependen de la forma cómo se resuelven algunas situaciones. Escenas de amor, de violencia, persecuciones, música… todo esto puede ofrecer un atractivo inmediato y, por tanto, comercial.

En “Casta de roble” no han sido bien aprovechadas. Constituye un verdadero acierto la partitura musical de Félix Guerrero, ajena a todo efectismo de novela radial, usada con sobriedad. Contribuye más que otra cosa a animar el ambiente campesino en que se desarrolla la trama. Porque la fotografía de Fraile, que es buena también, no logra esa identificación con el ambiente. A pesar de la presencia de la palma y el bohío, no hay un escenario cubano, porque falta su luz peculiar. El tono sombrío, que quiere estar de acuerdo con el melodrama, no justifica un falseamiento tal de la realidad. En la actuación se destaca Ángel Espasande, Xonia Benguría no podía hacer mucho más, teniendo que interpretar un personaje tan mal trazado. Rosendo Rosell: francamente ridículo».

Tomás Gutiérrez Alea (1953).

Fuente:
Gutiérrez Alea, Tomás. Casta de roble, una película cubana. Revista Nuestro Tiempo. Editorial Letras Cubanas, La Habana, Cuba, 1989, p 31, 32.

FICHA TECNICA:

CASTA DE ROBLE
(1953)/ 81’/ Director: Manuel Alonso/ Actúan: Xonia Benguría, David Silva, Ricardo Dantés, Rosendo Rosell, Leila Fraga, Antonia Valdés, Santiago Ríos, Angel Espasande, Alvaro Súarez, Paco Alfonso, Agustín Campos.

Una orgullosa campesina, que vive en extrema pobreza, tiene un hijo con un joven de familia rica. Debido a sus malas condiciones de vida, sus padres deciden entregar la criatura al abuelo paterno. La joven crecerá odiando su destino y años más tarde, al tener otro hijo con un campesino pobre, pero honesto, descargará en el nuevo descendiente su frustración.

Publicado el agosto 3, 2009 en DEL ARCHIVO. Añade a favoritos el enlace permanente. Deja un comentario.

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