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Cine Club de creación Charles Chaplin (Camagüey, 1979-1992)

por Dayli Martínez Vernon
El Cine Club de creación Charles Chaplin existió en la ciudad de Camagüey, en el período enmarcado entre 1979-1992, aunque sus antecedentes burlan estas fechas. Desde el grupo de teatro José Antonio Echeverría siguieron a Héctor Vilató, familiares y amigos, que se enamoraron de la idea de crear un grupo de aficionados al cine en la provincia. De esta manera, se fundó bajo el nombre Círculo Cinematográfico Popular de Cine Club Charles Chaplin de Camagüey, el día 12 de febrero. El hecho sucedió bajo el auspicio de la Casa de Cultura Ignacio Agramonte, dirigida en ese entonces, por Juan León Muñoz. Para esta institución constituyó un valioso aporte, dado que el cine, hasta ese momento, no formaba parte de las diferentes manifestaciones artísticas con que trabajaban.
Durante el tiempo que funcionó llegaron a formar parte más de 30 miembros. Dichos integrantes se hallaban organizados a partir de estatutos y de una junta directiva, la cual se elegía de manera democrática. Las actividades desarrolladas por este cine club se caracterizaron por la realización de filmes en los formatos de 8 mm y 16 mm, así como la incursión (una vez) en el video, la confección de diapofonogramas y un video clip.
Los equipos necesarios para hacer cine los fueron adquiriendo de manera independiente, como medios personales. Algunos como proyectores, cámaras y rollos, entre otros los podían adquirir en el comercio, y otros como consolas eléctricas y lámparas, eran confeccionados por ellos mismos, con sus propios medios, imaginación e inteligencia.

De esta manera lograron desempeñarse en diferentes géneros cinematográficos llegando a contar en su bóveda con un total de 54 películas, de ellas 13 de ficción, 28 documentales, cinco dibujos animados, siete diapofonogramas y un video clip. El proceso de revelado de las mismas también era realizado por ellos, en laboratorios improvisados en las casas de algunos de sus integrantes.
De las películas, la mayoría se realizaron en 8 mm, en fechas anteriores a 1986. A partir de este año se fue haciendo cada vez más difícil, acceder a los materiales necesarios. El cine en 16 mm, que le continuó, no vino acompañado del mismo tipo de distribución, en el comercio, sino que fue dirigido directamente hacia instituciones y organismos, lo cual limitó la asunción de este nuevo formato. Por otra parte, comenzaba también el formato de video, al cual los cineaficionados camagüeyanos tampoco tuvieron igual acceso.
De la producción general del cine club, algunas de sus películas eran silentes, en otras se lograron excelentes grabaciones, sobre todo, desde la Emisora Provincial Radio Cadena Agramonte, donde contaron con un gran apoyo para la musicalización, la grabación, y la narración de los documentales, etc.
Sus obras recorrieron casi todos los Encuentros Territoriales y los Festivales Nacionales, que se desarrollaban progresivamente en todo el país. En periódicos y revistas de carácter nacional como: Juventud Rebelde, Granma, Bohemia y de carácter provincial como: Vanguardia, en Santa Clara; La Demajagua, en Granma; Adelante y Resonancias del propio Camagüey, consta no solo su participación en dichos eventos, sino que además se puede apreciar los diferentes premios y reconocimientos recibidos.

Gracias a tales eventos los aficionados pudieron intercambiar con personalidades del mundo cinematográfico profesional como: Enrique Pineda Barnet, durante el Primer FORUM Juvenil de la Imagen en Florida, Camagüey, en 1984 y Raúl Pérez Ureta durante la Semana de la cultura de Manzanillo en 1983. También, se hallan otras figuras del mundo profesional actual, cuyos primeros pasos los dieron como aficionados. Entre ellos se encuentran Jorge Luis Sánchez y Rigoberto Senarega, miembros del cine club CASA de La Habana y que asistieron a la segunda edición del Festival Charlot, en 1980; Tomás Piard, miembro del cine club FOCUS, durante su participación en el Primer Encuentro Territorial Oriental de Cine Aficionado Saúl Yelín 83, entre otros.
El Charles Chaplin gozó de prestigio entre los demás cine clubes, fundamentalmente, por haber organizado el primer festival de creación de cine aficionado en el país: Charlot, en 1979, del cual llegaron a realizase cuatro ediciones, hasta 1989. Este festival surge cuando aún no existían los Encuentros Nacionales de Cine Aficionado de La Habana (1981), Palma Soriano, de Santiago de Cuba (1984), Cubanacán, en Santa Clara (1983), y el Festival Cine Plaza, en La Habana (1984), entre muchos otros que, definitivamente, le sucedieron.
Dos de sus obras, La felicidad alucinada (1979) y El obeso (1984), se presentaron en eventos internacionales, el primero, en el VIII Festival Internacional de Cine Aficionado de Países Socialistas, Bulgaria, 1982 y el segundo, durante el VIII Festival Internacional de Cine Aficionado de la Cruz Roja, celebrado en la provincia de Holguín, 1984.
Por otra parte, desarrollaban diferentes sesiones de trabajo, dirigidas por los propios cine clubistas y apoyadas, en ocasiones, por especialistas del Centro de Información Cinematográfica del ICAIC u otros visitantes. En estos encuentros, se intercambiaban criterios y se impartían clases acerca de disímiles conocimientos técnicos y artísticos de cine. Los lugares donde se reunían variaron, desde la casa de los hermanos Héctor Vilató y Raúl Vilató en el reparto La Vigía, la Casa de Cultura Ignacio Agramonte, la Galería de Arte Universal Alejo Carpentier y otras viviendas particulares de sus miembros. Por su amplia actividad creativa y reconocimientos nacionales llegó a formar parte de la Federación Nacional de Cine Clubes desde su fundación en 1985, quedando, además, su presidente en ese momento, Víctor Peix Heredia, entre los miembros de la directiva con la categoría de suplente.
Aunque se puede constatar su fundación oficial en el año 1979, no sucede así con su desintegración. Fueron varias las razones que provocaron el alejamiento paulatino de sus miembros y que acrecentaron las dificultades, para la realización de cine con tan pocos recursos. Entre otras razones se encuentra el hecho que Cuba dejó de comprar a la Unión Soviética materiales en 8 mm, formato mayormente utilizado (47 películas) y por tanto se hacía muy difícil conseguirlos y/o adaptarse a las nuevas tecnologías, aunque llegaron a realizar en la segunda etapa: cinco películas en 16 mm y una en video.
Es por ello que las últimas realizaciones, filmadas en el formato de 16 mm se hallan distanciadas anualmente. En los últimos años del cine club, la producción cinematográfica fue decreciendo hasta que fueron quedando atrás los años de intensa actividad. Hoy continúan muchos cineclubes en el país, miembros o no, de la Federación Nacional de Cine Clubes de Cuba y que compartieron junto a los integrantes del Charles Chaplin el auge de los años ochenta. Para algunos de ellos este cine club y los Festivales Charlot significaron la efervescencia de aquello años, el empuje de los camagüeyanos y su capacidad organizativa. Su importancia, se revela no solo dentro del movimiento de cine clubes de la isla, sino que su existencia, demuestra la tradicional identificación de Camagüey con el séptimo arte. Esta identificación se muestra no solo desde la propia realización por aficionados, sino que llega al presente, con mayor cientificidad, desde las investigaciones y la crítica.
Filmografía del Cine Club Charles Chaplin
Santa Cruz (1975), de E. García (Documental)
Los zapatos mágicos (1977), de Víctor Peix (Ficción)
Sin comentarios (o La basura) (1978), de Héctor Vilató (Ficción)
Adelante el arte (1979), de Héctor Vilató (Documental)
A las tres (1979), de Héctor Vilató (1979)
Buen aniversario (1979), de Héctor Vilató (Ficción)
El pan nuestro (1979), de Héctor Vilató (Ficción)
La felicidad alucinada (1979), de Héctor Vilató (Ficción)
Un nuevo stencil (1979), de Eugenio Santana (Documental)
¡No! (1980), de Héctor Vilató (Ficción)
Autodidactas (1980), de Víctor Peix (Documental)
Club de excursionistas (1980), de Eugenio Santana, Jorge E. Ramos (Documental)
De Puerto Príncipe a Camagüey (1980), de Víctor Peix (Documental)
Encuentro con el pasado (1980), de Raúl Vilató (Ficción)
González Allué, músico del pueblo (1980), de Héctor Vilató (Documental)
Infancia nueva (1980), de Américo Miranda (Documental)
Amanecer combatiente en la Tierra del Mayor (1981), de Víctor Péix, Eugenio Santana, Félix Álvarez, Lourdes Enríquez (Documental)
Campismo Popular (1981), de Eugenio Santana, Jorge E. Ramos (Documental)
Cándido, el joven que no conocí (1981), de Eugenio Santana, Jorge E. Ramos (Documental)
Donde se pierde el azúcar (1981), de Eugenio Santana (Documental)
El short (1982), de Wilfredo Pérez (Documental)
La antorcha centroamericana en la tierra del Mayor (1982), de Wilfredo Pérez (Documental)
La juventud ayer hoy y siempre (1982), de Félix Álvarez, Jorge Campanería (Documental)
Nuevitas (1982), de Víctor Peix (Documental)
Risas y alegrías juveniles (1982), de Mario Espinosa (cc) (Documental)
Supón (1982), de Eugenio Santa, Jorge E. Ramos (Video clip)
Tres campeones (1982), de Wilfredo Pérez (Documental)
¿Y el futuro? (1983), de Raúl González, Mario Jiménez (Animación)
Caidije, ritos ancestrales (1983), de Carlos Sáez, Mario Jiménez, Víctor Peix (Documental)
Caidije: mito ayer, folklore hoy (1983), de Carlos Sáez, Mario Jiménez (Documental)
Campismo 130 aniversario (1983), de Carlos Sáez (Documental)
La nueva hortaliza (1983), de Félix Álvarez (Documental)
La vieja leyenda (1983), de Víctor Peix (Ficción)
Pedro al sur (1983), de Félix Álvarez (Documental)
7 minutos con González Allué (1984), de Víctor Peix (Documental)
Cayo Sabinal (1984), de Víctor Peix (Documental)
El obeso (1984), de Raúl González, Mario Jiménez (Animación)
Honrar honra (1984), de Ernesto Suárez, Félix Álvarez (Documental)
La testigo (1984), de Wilfredo Pérez, Mario Jiménez (Ficción)
Pollito y Patito (1984), de Raúl González, Mario Jiménez (Animación)
Ascensión al Turquino (1985), de Víctor Peix (Documental)
Camagüey en 470 (1985), de Ernesto Suárez (Documental)
Los enemigos (1985), de Mario Jiménez (Animación)
Seré el campeón (1985), de Mario Jiménez (Animación)
Continuidad (1986), de Víctor Peix (Ficción)
Ellos hoy, nosotros ayer (1986), de Víctor Peix (Documental)
Vanguardias de la trova (1986), de Mario Jiménez (Documental)
Vudú en Camagüey (1987), de Juan Carlos Mejías (Documental)
Con una nueva tradición (1988), de Mario Jiménez, Nelson Pacheco (Documental)
Raúl, maestro y amigo (1989), de Mario Jiménez (Documental)
Amor de oficina (1990), de Ernesto Suárez, Mario Jiménez (Ficción)
Con otra mirada (1990), de Clemente Morgado, Mario Jiménez (Documental)
El encuentro (1992), de Mario Jiménez (Ficción)
Fuente
Dayli Martínez Vernon. Cine Club Charles Chaplin: pionero del cine aficionado en Camagüey (1979–1992). Tesis presentada para optar por el título de Máster en Cultura Latinoamericana.
Sobre el cine nacional y el cuerpo audiovisual de la nación

Los pasados días 11 y 12 de noviembre se celebró en La Habana el V Encuentro de la Crítica Cinematográfica, al cual le hemos creado una página en la ENDAC.
Esto en un futuro nos permitirá reconstruir lo que ha sido la Historia Intelectual de la crítica cinematográfica que se practica en Cuba. Es decir, tener a mano los diversos eventos y programas teóricos que se han conformado para cada uno de ellos, por ejemplo, puede ofrecernos una idea bastante interesante de las tesis que los críticos cubanos han puesto a circular en cada momento histórico, y ya con una perspectiva de conjunto, establecer análisis que ayuden a localizar posibles puntos de giros en las maneras de ejercer el famoso oficio del siglo XX. De paso, las ponencias discutidas podrían ser estudiadas en cualquier instante, al formar parte del repositorio académico que pudiéramos crear.
Al evento envié una ponencia con el título de “Cuba: cine nacional y cuerpo audiovisual de la nación”. Debo confesar que todavía me siento frustrado, toda vez que mi interés estaba en que, más que una lectura de la ponencia (que se puede hacer en cualquier momento, como ahora), pudiéramos interactuar (yo desde Los Coquitos en Camagüey, y los demás colegas en La Habana) haciendo un uso creativo de las muchas tecnologías que ahora mismo tenemos al alcance de las manos.
Esto, que diez años atrás hubiese parecido ciencia ficción a cualquier cubano, en la actualidad puede realizarse con una facilidad extraordinaria (lo digo porque en lo que va de año he podido participar desde mi casa, ubicada en una zona periférica, en eventos organizados en universidades de Estados Unidos, México, Colombia, y la EICTV). Pero, hay que reconocerlo, en nuestro gremio eso todavía no se consigue ver como algo que ya está aquí, en nuestras vidas cotidianas.
La ponencia puede ser leída íntegra en este enlace de la revista Cine Cubano, pero si me pidieran que resumiera cuál es concretamente la propuesta del texto, citaría este fragmento que invita, desde luego, al debate, y no a la mera aceptación:
“En lo personal, propongo usar el término cuerpo audiovisual de la nación, en tanto con esta última estaríamos hablando, no de un espacio físico (la isla) o un ente exclusivo (el Estado), sino de algo que está en permanente construcción, y que se debe más a lo imaginativo que a lo tangible, para decirlo en el espíritu de la propuesta de Benedict Anderson cuando comenta: “Es imaginada porque aun los miembros de la nación más pequeña no conocerán jamás a la mayoría de sus compatriotas, no los verán ni oirán siquiera hablar de ellos, pero en la mente de cada uno vive la imagen de su comunión”
Mientras que, con el cine nacional, lo que cuentan fundamentalmente son las narrativas articuladas a partir de un mapa que suele coincidir con la representación geográfica que tenemos del archipiélago cubano, y el inventario sistemático que se hace de películas y biografías, asumidas como parte de una idea conducida siempre por lo unidireccional y el Progreso, con el cuerpo audiovisual de la nación, en cambio, proponemos la construcción de un atlas en el que caben un número infinito de mapas vinculados al audiovisual cubano (mapa de las películas, mapa de los cineastas en tanto individuos, mapas de las tecnologías usadas, mapas de la literatura cinematográfica creada, mapa de los espacios de socialización, etc).
En esta nueva manera de enfrentarnos a la producción y consumo de ese conjunto de imágenes proyectadas sobre las más diversas superficies, acompañadas o no de sonido, la antigua identidad no es anulada, sino que se enriquece con la incorporación de nuevas perspectivas, sobre todo cuando se sale de ese perímetro en el cual pensábamos que solo era posible su desarrollo”.
Juan Antonio García Borrero
El Stillman en el cine cubano
Hoy queremos dejar inaugurada en la ENDAC una nueva categoría, que aspiramos crezca con las contribuciones de todos los amigos del sitio: la de los Stillmen o Fotógrafos de Foto Fija del cine cubano.
Hasta el momento, solo conozco una investigación que saca del olvido a estos indiscutibles artistas del universo cinematográfico. Hablo del hermoso texto “La nostalgia del instante: el stillman en el cine cubano”, de Alicia García García, publicado en el Tomo 3 de las Coordenadas del cine cubano (Editorial Oriente), donde en algún momento la investigadora escribe esto:
“Sin embargo, aunque generalmente los créditos del stillman aparecen en pantalla, se excluyen en los juegos de fotos y, por consecuencia, quienes realizan esta profesión mantienen el status de artistas anónimos de la fotografía en el cine cubano”
El espléndido trabajo investigativo de Alicia se remonta hasta los tiempos del cine silente, rescatando la figura del prestigioso fotógrafo Jaime Gispert, encargado de hacer la foto fija del filme La manigua o la mujer cubana (1915), de Enrique Díaz Quesada, o Casi varón (1926), de Ramón Peón. O ya con el cine sonoro pre-revolucionario nombres como los de Fernando Lezcano, Newton Estapé, Federico Buendía, Juan Díaz Quesada, Juan González Bonagas, entre otros.
Con la revolución de 1959, se crea el Departamento de Foto Fija (ICAIC), y esa es la página que vamos a presentar hoy. Pero la idea es que cada Fotógrafo de Foto Fija (lo mismo si trabajó en el período silente, sonoro pre-revolucionario o revolucionario) tenga su propia página con información biofilmográfica, y de ser posible, una galería de imágenes, la cual se conectaría a los filmes y biografías que ya están en la Base de Datos de la ENDAC. Por supuesto, nombres como los de José Luis Rodríguez (Tom Mix) y José Hernández Suárez-Solar (Pepe, el Loco) deben encabezar las futuras publicaciones que hagamos.
En el texto de Alicia encontramos una reflexión que debería inquietarnos a todos, al conectar el incesante desarrollo de las tecnologías digitales, con la suerte incierta de una cantidad inconmensurable de fotografías tomadas con los nuevos dispositivos; dice la ensayista:
“Cada vez se aprecia más la contradicción que existe entre la inmensa cantidad de fotografías que se pueden tomar con la cámara digital y su conservación. ¿Cuántas de estas imágenes llegan a nuestros archivos?, ¿cuántas se pueden almacenar, procesar y preservar adecuadamente cuando ha concluido el ciclo en que son utilizadas como medio de publicidad comercial? La política de selección, la dispersión y falta de medios para procesar, estudiar y conservar la foto fija más reciente resultan limitantes que debemos atender para no perder la continuidad del patrimonio fotográfico y cinematográfico en Cuba”.
Es en este sentido que la ENDAC se propone como plataforma que contribuya a reintegrarle al Stillman el indiscutible valor que tiene en nuestra gestión cultural, garantizando que pasado, presente y futuro, convivan de modo armónico en un único espacio.
PD:
Aquí les dejamos con la página del Departamento de Foto Fija (ICAIC): https://endac.org/encyclopedia/departamento-de-foto-fija-icaic/
Departamento de Foto Fija (ICAIC)
Fecha de inauguración: Sin precisar, entre los años 1959 y 1965
Director fundador: Luis Vázquez
Comentario
“Surgió el Departamento de Foto Fija y entre sus fundadores estuvieron Mario García Joya y Pedro Rodríguez (Perucho) junto a otros fotógrafos con experiencia, como Jorge Haydú y Newton Estapé. Algunos de ellos permanecieron poco tiempo como stillmen, pues se inclinaron por la fotografía de cámara de cine y se convirtieron en prestigiosos directores de fotografía del cine cubano, entre ellos Mario García Joya y Jorge Haydú. Posteriormente se incorporó Luis Vázquez, quien dirigió el departamento hasta finales de la década de los noventa. En sus inicios estuvo subordinado a la Distribuidora Nacional de Películas ICAIC, más tarde pasó a formar parte del Departamento de Cámara, y por último pasó al Archivo Fílmico. Allí se archivaban las pruebas de contactos y sus negativos en sobres, con su identificación y adecuadas condiciones de climatización. En sus laboratorios se hacían los procesos de revelado e impresión de las fotografías tomadas, en su mayoría, por los stillmen José Luis Rodríguez (Tom Mix) y José Hernández Suárez-Solar (Pepe, el Loco), quienes se incorporaron en los primeros años de la década de los sesenta y han ejercido dicha profesión por más de cuarenta años. En sus inicios, además de realizar su trabajo en las filmaciones, cubrían eventos, exposiciones y visitas de personalidades y cineastas. Otros, como Mario García Joya (Crónica cubana, Las doce sillas, La muerte de un burócrata, Cumbite), Urbano Gutiérrez (Realengo 18), Rolando Dovo (Aventuras de Juan Quin Quin, Lucía), Jorge Haydú (Historias de la Revolución, cuento El herido, Cuba baila), hicieron la foto fija de unos pocos filmes, dejando impresa para siempre la mirada del artista.
Habitualmente, la dirección del ICAIC, junto al director del filme y al stillman, después de mirar los contactos, discutía y seleccionaba las fotografías destinadas a la promoción cinematográfica. Se hacían un promedio de ochenta fotografías de cada filme. Se tiraban tres fotos de una misma imagen para prevenir la pérdida de alguna de ellas en caso de sufrir algún accidente en el proceso de revelado. Los créditos que se incluían en los positivos se hacían en el laboratorio del departamento con una mascarilla a línea, que se fotocopiaba y se sobreimprimía en las fotos escogidas. En la mascarilla, diseñada previamente, se colocaban los créditos principales del filme.
El mecanismo de distribución de los juegos de fotos para la publicidad (en tamaño de 5×7, o 4×5, y 8×10 pulgadas, con negativos 120 mm o 35 mm) abarcaba a la Distribuidora, a la Exhibidora y al Centro de Información del ICAIC, donde Amelia Iglesias –responsable de la atención a los periodistas- las conservaba y las entregaba en las conferencias de prensa.
Los stills continuaron presentes en las operaciones de compra y venta de los filmes, en los mecanismos de distribución y, además, los diseñadores se servían de ellos para crear sus carteles, pressbooks, postales, etcétera.
Sin embargo, aunque generalmente los créditos del stillman aparecen en pantalla, se excluyen en los juegos de fotos y, por consecuencia, quienes realizan esta profesión mantienen el status de artistas anónimos de la fotografía en el cine cubano” (Alicia García García)
Fuente
Alicia García García. La nostalgia del instante: el stillman en el cine cubano. En Coordenadas del cine cubano 3. Editorial Oriente, Santiago de Cuba, Año 2014, pp 148-163.
Para presentar el Making of de Habana Blues
Hoy dejamos inaugurada en la ENDAC la categoría de Making of… Este es un género que, por razones obvias, me encanta. Cada Making of es una clase magistral de cine. No importa la relevancia final de la película a la que esté aludiendo: hablo de los testimonios que brindan los implicados en el proceso de hacer la magia cinematográfica, un proceso donde se comparten alegrías y angustias a partes iguales.
Hasta ahora no ha existido un registro de esas producciones que tienen un gran valor testimonial. En la ENDAD hemos localizado varias, y la idea es que a partir de lo colaborativo podamos localizar más. Aquí caben desde los Making of realizados por Rebeca Chávez a propósito de Fresa y chocolate y Guantanamera, de Gutiérrez Alea y Tabío, hasta el material concebido en ocasión del video clip “Canción fácil” realizado por Fernando Pérez a Haydeé Milanés.
Para presentar la categoría hemos escogido Cómo se hizo (por fin) Habana Blues (2005), de A. P. Molero. Me parece un material bien interesante, a partir de los testimonios que brindan varios de sus hacedores, comenzando por su director Benito Zambrano, español que estudió en la EICTV, lo que nos da la posibilidad de seguir conectando áreas hasta ahora invisibles dentro del cuerpo audiovisual de la nación.
Página en la ENDAC: https://endac.org/encyclopedia/como-se-hizo-por-fin-habana-blues/
COMO SE HIZO (POR FIN) HABANA BLUES
Año: 2005
País: España
Género: Making of
Formato: Digital
Tiempo: 26’
Color: Color
Productora: Producciones Doble Banda S.L. para Maestranza Films S.L. 2005
Realización: A. P. Molero
Imagen: Luis Najmías Jr, Luis Alberto González, A. P. Molero
Fotografías: Andrea Guzmán
Coordinación: Valérie Delpierre
Entrevistados: Benito Zambrano (Director), Antonio P. Pérez (Productor), Fernando Pardo (Editor), Juan Antonio Leyva (Músico), Charly Sánchez (Coordinador musical), Oriol Ferrer (Primer Ayudante de Dirección), Ernesto Chao (Co-guionista y Director de Producción)
Sinopsis
Entrevistas a los realizadores del filme español Habana Blues, estrenado por Benito Zambrano en el año 2005.
José Rojas Bez: Medio siglo abonando la cultura
Me da un gusto enorme presentar esta entrevista realizada al crítico de cine, ensayista y teórico José Rojas Bez, uno de los grandes maestros que ha tenido la crítica de cine en Cuba, y uno de los pocos que, a la par, ha impulsado el estudio de la teoría cinematográfica en profundidad.
Medio siglo abonando la cultura: una vida y muchos contextos.
Por José Millet Batista
Hace ya más de cincuenta años, en 1968, coincidí por primera vez con José Rojas Bez en una conferencia de Martínez Heredia sobre filosofía, lógica y pensamiento. Al final, un grupo de jóvenes nos quedamos dialogando. Siendo yo aficionado al cine, concurría a los cinedebates en la Universidad de La Habana, leía páginas de Rojas Bez en los boletines y en la revista Arte 7, a cuyo consejo de redacción él pertenecía; incluso pensaba colaborar con esta, pero la filosofía y la sociología me absorbían más. Entonces yo era estudiante de filosofía en La Universidad de La Habana y más cercano a las páginas de Pensamiento Crítico; y no volví a coincidir personalmente con Rojas Bez, y no podía prever cuánto aportaría a la cultura no sólo en Cuba sino también en otros países de América Latina (México, El Salvador, Colombia, entre otros) y, con menos acentuación, España: artículos y libros publicados, cursos y talleres impartidos, maestrías fundadas, asesorías, consejos artísticos y pedagógicos en sus universidades y otras instituciones.
Al disolverse aquel Departamento de Filosofía, regresé a Oriente, más específicamente a la Universidad de Oriente a concluir mis estudios, ahora como filólogo y no como filósofo.
Pasaron años y vinieron nuevas coincidencias. En 1976, Rojas Bez, Norge Marrero (a quien conocimos entonces) y yo comenzamos a trabajar como profesores en el recién fundado Centro Universitario de Holguín. Con la colaboración de Manuel García Verdecia (del Instituto Superior Pedagógico) y de Francisco Aguiar (“Paquito”), profesor de Matemática de la Facultad y enciclopédico amante y conocedor del cine; emprendimos el desarrollo no solo del cine-club sino de todo un proyecto de cultura cinematográfica en la provincia que implicó la impartición de clases de fotografía y de cine, el primer programa cubano de postgrados sobre cine y la colaboración crítica con los órganos de prensa de la región, y con el Departamento de Cine de la Dirección Sectorial de Cultura.
Pocos años después, ciertos conflictos con instituciones culturales holguineras y los brazos abiertos de la recién fundada Casa del Caribe, cuya orientación sociológica y etnocultural se avenía perfectamente con mis motivaciones; me condujeron a trabajar en la ciudad de Santiago de Cuba. Rojas Bez y yo continuamos viéndonos esporádicamente, pero poco en las últimas décadas, dada mi estancia laboral en Venezuela, Surinam y otros países caribeños; pero teníamos frecuentes noticias uno del otro.
En 2020, las circunstancias personales me trajeron nuevamente a Holguín, donde sigue residiendo Rojas Bez, y donde retomamos la cotidianidad de los antiguos diálogos.
MILLET: Rojas, volviendo a aquellos tiempos juveniles, ¿qué significó y sigue significando para ti Arte 7, pasados ya 50 años?
ROJAS: Muchísimo, en todos los sentidos. Fueron años iniciáticos y logros efectivos en tiempos juveniles. No es difícil imaginar la alegría de jóvenes que fundan un cine-club y una revista que llega a tener impacto incluso internacional, no sólo solicitada entre estudiantes y toda clase de cinéfilos cubanos sino también por cinematecas y otras instituciones latinoamericanas y europeas. Significó mucho también en aprendizaje sobre cómo, por qué y para qué hacer las cosas; así como los valores de un grupo y también sobre cómo pueden surgir apoyos y contratiempos.
M: Pero aquel período fue efímero. La revista Arte 7 cesó en 1971.
R: No efímero del todo. Los abonos culturales siguen fecundando incluso como referencias y memorias a las que acudir. Desapareció –¡un golpe para nosotros!—la revista Arte7, historia larga de contar, que hemos contado en otros sitios localizables en la Red, conectada con los “contratiempos” que antes mencionamos, donde figura en primer orden el afán de centralización y control. Se planteaba: “Mejor colaboran con la revista tal”, “No hay por qué tener esa otra”. Historias ya contadas. Visítese la Red. Pero el cine-club Dziga Vértov siguió existiendo; sin el esplendor de una de sus sesiones, aquella sala de la Cinemateca tan gustosamente facilitada, mientras pudo, por Héctor García Mesa. Pero no cesaron las sesiones en el anfiteatro Varona ni en otros espacios.
No desapareció aquella experiencia cultural, existencial y de camaradería grupal. Fernando Pérez, Orlando Rojas, Mario Naito y algunos más proseguimos con nuevos afanes; otros incluso fuera de Cuba. El singular nombre Arte 7 pervivió en la memoria colectiva (consciente e inconsciente) de los amantes del cine, hasta el punto en que cine clubes, como uno en Santa Clara, y un conocido programa de televisión adoptaron este nombre tan sui generis. No es casualidad.
M: Cinco años después, ¿cómo llegaste desde La Habana hasta la Universidad de Holguín?
R: Casi todos los del grupo Arte 7 –al que me gusta considerar “grupo” y no una revista, porque hacíamos mucho más que editar una revista–, llegamos a terminar los estudios universitarios o, de una u otra manera, nos desperdigamos en diversas vías. A un antiguo compañero de estudios, Stephen Malcolm (adivinarás, de ascendientes jamaicanos) y a mí nos asignaron –como Servicio Social de postgrado, equivalente al Servicio Militar Obligatorio– el trabajo profesional de dos años como asesores de enseñanza en el Ejército Juvenil del Trabajo, en Camagüey.
Allí fueron más reducidas las acciones con el cine. Asistía como puro concurrente al cine club de Camagüey, organizado por Luciano Castillo; y tenía debates en mis oficinas de trabajo. No conocí aún, sino bastante después, a otros cinéfilos de allí como Juan Antonio García Borrero, Armando Pérez Padrón y Jorge Santos pero sí tuve el gusto de volver a encontrarme con Luís Álvarez, que retornó a su ciudad natal.
Al concluir el servicio social, hallé como mejor trabajo, siendo Banes mi ciudad natal y hogareña, y luego de algunos percances y gestiones, el de profesor en el Centro Universitario de Holguín.
Dicho así, el esquema histórico es bien simple. Desde La Habana a Camagüey y luego a Holguín. En el esquema queda mucho por contar en todos los sentidos, los laborales, los sociales, las investigaciones y escritos personales, los nuevos y viejos amigos, la novia de entonces, las alegrías y los conflictos que nunca faltan en los años 70s ni nunca.
M: Vino entonces el Centro Universitario de Holguín, el cineclub universitario, la crítica de cine y demás. Pero, de estos tiempos, ¿qué recordarías con mejores ánimos? Aunque compartí mucho de esto contigo, me gustaría recordarlo en tus propias palabras.
R: Sí, desde 1976 compartimos departamento y distintas asignaturas como Literatura y Panorama del Arte Occidental y Cubano, entre otras. Pero pronto fuimos cada vez más absorbidos por la Extensión Universitaria (que entonces dirigía Nilda Sánz) y por el cine-club, encomendado a Norge Marrero como coordinador. Las motivaciones y acciones desbordaron a nuestras personas, pero tuvimos también la gustosa ayuda de los profesores Manuel Verdecia y Paquito Aguiar.
Se logró desarrollar un cine-club no solo universitario sino de toda la ciudad, que funcionaba semanalmente en el cine Martí, con unas 400 butacas. En aquellos años el auge y los intereses por el cine eran extraordinarios. A sala llena y, al final, con decenas que se quedaban a un debate donde intervenían 10 o 15 personas: en la pantalla Orson Welles, Robert Altman, Godard, Fellini, Antonioni, Jancsó, Fabri, Wajda, Rocha, Solanas, Ripstein, entre otros de similar altura.
Hay que reconocer, de paso, las facilidades dadas por el Departamento de Cine de la Dirección Provincial de Cultura de Holguín, entonces dirigido por Eduardo así como por Delmer y Pedralla (en 16 milímetros y la bóveda). En especial la asistencia dada por el Director de la Cinemateca de Cuba, Héctor García Mesa, quien posibilitaba los filmes de dichos cineastas en excelentes copias enviadas desde La Habana.
Pero el cine-club universitario no se constreñía solo a los debates de filmes; también a coordinaciones y colaboraciones con premieres en la provincia. Por ejemplo, las de Retrato de Teresa, de Pastor Vega, y Una mujer, un hombre, una ciudad, de Manuel Octavio Gómez, entre muchas con la asistencia de realizadores, actores y actrices.
Recordarás que intentamos un programa dominical de cine en Radio Angulo; pero, vale también para la Historia, nosotros no éramos del gusto del señor que entonces dirigía la emisora. No hacíamos y decíamos lo que él quería, y el programa no duró dos meses.
Pero sí fue tuvo mejor vida la columna semanal de crítica de cine en el periódico ¡Ahora!, gracias a acogedores directivos del periódico como Carralero, Reynaldo López, Mildred Legrá y Haydée Vigo.
M: En efecto, la iniciamos en coordinación Norge, tú y yo; y los primeros comentarios salieron a fines de 1976; pero enseguida quedó en tus manos. Se produjo mi traslado a Santiago de Cuba y Norge se concentró más en los cursos de fotografía y otros que impartía. Entonces, tú mantuviste la columna semanal… ¡por 13 años! Dime algo al respecto.
R: Sí, la columna semanal de cine comenzada en 1976 se sostuvo incluso mucho más allá del tiempo que duró este cine-club. En la década de 1980, Norge Marrero se casó y fue a trabajar a La Habana. El cine-club se contrajo, y casi se extinguió bajo criterios increíbles de algunos funcionarios universitarios de entonces como “las actividades de cine debían concentrarse más en el campus y los predios universitarios” o “les tocaba ahora conducirlo a otras personas” (que resultaron menos expertas y carismáticas, habría que analizarlo con mayor detenimiento). Yo quedé más centrado en colectivos de autores (donde seguía coincidiendo con Norge) y postgrados. Pronto desaparecieron las sesiones de cineclubismo en el cine Martí, así como otras acciones en la ciudad; el cineclub pasó a pequeñas aulas, cada vez más pequeñas en la universidad, y… así fue. Todo ello sería un buen tema de análisis educacional y sociocultural.
M: Volviendo a la crítica de cine en el periódico.
R: Esta se mantuvo, pero por motivaciones personales y por intereses del periódico de la provincia. La crítica siempre fue acogida por directivos del periódico con amplia perspectiva mental y bien avalada (incluso solicitada) por las encuestas. Recuerdo que la elogiaban porque era capaz de “hablar mal de una (mala) película cubana o rusa y hablar bien de una (buena) película americana”. También llegaban cartas de buenas opiniones, sin faltar las discrepancias, de algunos que recibían el periódico en América Latina.
Pero no era interés de los directivos de la Universidad, que nunca cedieron nada de mi fondo de tiempo laboral para ella, ni nada semejante, incluso cuando pudieron haberse “anotado” colaboración cultural con la comunidad. No me refiero a la antigua jefa de Extensión Universitaria, Nilda Sánz, ni tampoco a la nueva, Margarita Rodríguez Alfaro, quienes hubieran colaborado, sino a instancias superiores como la vicerrectoría docente.
Interés del periódico, muy solicitada por los lectores y motivaciones mías, incluso sin paga cuando no se pagaban las colaboraciones; la columna se mantuvo durante 13 años semana tras semana, desde fines de 1976 hasta 1990. Terminó por cuestiones de tiempo disponible y otros percances que demorarían mucho explicar.
M: Pero, durante la década de 1980 y después, casi desaparecido el cine-club y siendo la columna crítica una cuestión personal; ¿qué actividades fundamentales realizabas entonces en la Universidad?
R: Docencia y colectivo de autores. Aquella docencia de cine y otras en cuyo inicio tú también estuviste fue creciendo e intensificándose. Los primeros programas y cursos de Extensión Universitaria se convirtieron en cursos de postgrado. Su éxito y prestigio hicieron nacer planes similares para todo el país. La Universidad de Oriente (profesores prestigiosos como Isabel Taquechel, Luís Carlos Suárez y María Elena Orozco, entre otros) y el Centro Universitario de Holguín emprendimos la creación de programas y textos apropiados para docencia sobre cine, cultura cubana y otras materias dirigidos especialmente a alumnos de carreras no humanísticas, incluso tecnológicas. Nació así, a partir de los años 1985 y 1986, la llamada “Docencia artística” para todas las universidades del país.
M: Específicamente, ¿en las investigaciones y escritos sobre cine?
R: Continuaban intensamente. En 1987, al ganar el Premio de la Ciudad, salió publicado Artes, cine, videotape: límites y confluencias, considerado el primer libro en nuestro idioma sobre las relaciones estéticas y sociales entre el cine, el video y otros medios. Antes, Un estudio sobre La vida es sueño (1981) y, como coautor, Apreciación de la cultura cubana (1985-86). Pero aquel fue mi primer libro sobre cine.
Asimismo, pronto fundamos el Taller Nacional de la Crítica de Cine y la Federación Nacional de Cine-clubes.
También tengo la satisfacción de haber participado muy intensamente en estos años en la fundación de la Filial de Cine Radio y Televisión del Instituto Superior de Arte que, dicho brevemente, bajo la dirección de Hugo Edelqui Cruz, el apoyo de Jesús Cabrera, el conocido realizador y fundador de televisoras (director de la Facultad en la sede central habanera) y un grupo de profesionales con cierto relieve de la provincia, llegó a ser algunos años la mejor del país: docencia, producción, actividades comunitarias, convenios con otras instituciones incluso latinoamericanas y de España, sede dos veces del Festival Imago…
M: Hemos hablado de una intensa vida ya hasta la década de 1990; pero faltarían muchos años. ¿Qué resaltarías de ellos?
R: En primer lugar, te sugeriría que no recortaras mucho lo que hemos hablado hasta aquí, porque dan los tonos de todo, son semilla, abono y muestra del porvenir, en lo que a cine se refiere.
En lo adelante, desarrollo de tales abonos. Una vida académica creciente: profesor asistente, profesor auxiliar, profesor titular…, no sin resistencias de funcionarios, paso a paso incuestionable, incluyendo dos becas ganadas por oposición en España, en 1990 y en 2006.
Realicé el primer doctorado en Cuba en pedagogía del cine. Algo tardío porque no faltaron objeciones de funcionarios que aprobaban su realización. Lo concluí en 1997 pudiendo haberlo hecho desde 1993. Es otro tema. Vinieron luego estancias como Profesor Visitante en diversos países (según invitaciones directas a mí como persona), incluyendo la fundación de la Maestría en Arte en la Universidad Autónoma de Nuevo León y Tallares sobre Estética y cine en El Salvador, entre otras. También una labor como miembro del Tribunal Nacional de Grados Científicos en Ciencias sobre Arte. En fin, labor académica no ha escaseado.
M: Incluyendo varios libros en esos años…
Para seguir hablando de cine: autor de libros y otros materiales para la Educación Superior, así como ensayos de diversa índole sobre todo en Cuba y en México, con algunos artículos en España y otros países. Entre ellos, Reflexiones estéticas sobre cine (Pueblo y Educación, La Habana, 1992), El cine por dentro (Universidad Iberoamericana-Universidad Veracruzana, Puebla, 2000), De cine, TV y otros medios (Universidad Autónoma de Nuevo León, Monterrey, 2000), Pasaje al arte del cine (Universidad de Guadalajara, Guadalajara, 2013), El arte del cine: formas y conceptos (Pueblo y Educación, La Habana, con dos ediciones, 2014 y 2019) y otros.
M: Pero no te has movido solo en la esfera del cine.
R: Soy uno, y todo se conjuga no obstante las contradicciones reales y mucho más las aparentes. Mis acciones académicas se conjugan con las acciones como investigador, como ensayista, como promotor… Con ello se ha conjugado siempre mi talente de hispanista.
M: Sí, hablando de contradicciones más aparentes que reales, no puedo dejar de mencionar que dialogo también con un consumado hispanista, no sólo desde tu primer libro Un estudio sobre La vida es sueño (Santiago de Cuba: Editorial Oriente, 1981); tus estudios en España con beca ganada en 1990; tu segundo Premio de la Ciudad, Indagaciones para un Medio Milenio (Ediciones Holguín, 1989) y tu primer libro en México, Visiones en el tiempo de América (Toluca: Universidad del Estado de México, 1995); tus múltiples ensayos en las revistas Universidad de la Habana,, Islas, Cuadernos Americanos, Torre de Papel, el anuario Nombres Propios de la Fundación Carolina, y mucho más… desde tus estudios universitarios hasta hoy. Pero esa “dualidad” sería otra conversación, que me gustaría dejar para nueva oportunidad y no darle aquí un sesgo truncado.
M: Volviendo al cine, te sientes sobre todo crítico y promotor y, más aún, investigador y teórico, ¿qué consideras tú, personalmente y no lo que digan otros, tu mayor logro en esta faceta?
R: Diría que las propuestas sobre una concepción cabal y rigurosa del cine, su concepto, características y mecanismos fundamentales, así como sus correlaciones con otras artes y medios, desde las artes visuales, las audiovisuales escénicas, la televisión, Internet y demás. Se dilataría mucho esto que, en fin de cuentas puedo referir a lo que está casi como síntesis en mis últimos libros publicados por la prestigiosa Editorial Pueblo y Educación: Audiovisualidad, artes y cultura contemporánea (2014) y El arte del cine: formas y conceptos (2019); y a las concepciones sobre arte aparecidas en El arte y sus primeros esplendores (2018), publicado por la también seria Editorial Universitaria Félix Varela. Estoy seguro de que por ahí van los mejores aportes en teoría del cine, aunque pudiera añadir los tres últimos ensayos, estos específicamente sobre el documental y el universo audiovisual, publicados en las revistas Aisthesis de la Pontificia Universidad Católica de Chile y Antrópica de la Universidad Autónoma de Yucatán. Sabe, creo que estoy en un momento de buena madurez… teórica y general.
Autor de la entrevista:
José Millet Batista. Investigador, ensayista y profesor universitario. Trabajó durante décadas como investigador de la Casa del Caribe antes de fijar residencia en Venezuela, donde continuó sus investigaciones sobre la cultura del Caribe. Actualmente reside en Holguín donde, entre otros proyectos, coordina una Enciclopedia de la Cultura Cubana auspiciada por la UNEAC de esa ciudad.
¿Cómo colaborar con la ENDAC?

Para los amigos que estén interesados en colaborar con la ENDAC, aquí les dejamos un Manual donde se explica el procedimiento.
Como siempre he reiterado, la ENDAC no es la Enciclopedia de un autor determinado, sino una plataforma donde se puede interactuar y contribuir a la construcción de eso que insistimos en llamar “el cuerpo audiovisual de la nación”, donde caben las películas y las biografías, pero también las Historias de las tecnologías usadas, los espacios de socialización, las publicaciones, los estudios de audiencias. En fin: la cultura audiovisual pensada de un modo holístico.
Este manual pretende ayudar a los usuarios que deseen colaborar con la Enciclopedia agregando entradas. Su propósito es guiarlos a través de los pasos a seguir para crear, editar y subir una entrada al portal.
La Enciclopedia está basada en el sistema de gestión de contenido WordPress, lo que facilita la curva de aprendizaje y brinda una experiencia natural respecto a la edición de contenido.
Página para descargar el Manual: https://endac.org/download/como-colaborar-con-la-endac-manual/
La ENDAC como enciclopedia audiovisual
Uno de los grandes conflictos que siempre me ha afectado, a la hora de hablar de una película, es que por lo general tengo que hacerlo a través de la palabra escrita. Para mí allí hay una gran contradicción: el cine es imagen y sonido afectando nuestros sentidos de modo dinámico. ¿Cómo describir, entonces, lo que sucede cuando vemos una película si en vez de tener delante de nosotros a la imagen en movimiento, acompañada o no de sonido, tenemos que guiarnos por la lectura de lo que se escribe en un papel, o en una pantalla electrónica, que para el caso es lo mismo?
Esa ha sido una de las quejas más sistemáticas que he expresado en los Talleres de la Crítica Cinematográfica que organizamos en Camagüey. Los críticos nos hemos acostumbrados a leer ponencias que pueden ser ciertamente brillantes en el plano literario, pero que dejan pocas posibilidades de intervenir al cine… desde el cine. Es decir, desde la propia imagen en movimiento.
Tengo la impresión que la crítica audiovisual del futuro será producida por un experto que ha desarrollado grandes competencias digitales, lo que le permitirá grabar sus exposiciones, editarlas con el fin de intercalar fragmentos de las películas que analiza, y “escribir audiovisualmente” ese nuevo ensayo que respondería al espíritu de una época donde domina la interactividad y la subjetividad nómada.
Me he puesto a pensar en todo esto mientras actualizaba algunas de las páginas de algunos de los animados dirigidos por Mario García-Montes, cuya entrada en la ENDAC presentamos hace poco.
¿Cuál sería la novedad en este caso? Pues que hemos incrustado en las páginas de cada uno de los animados que componen su filmografía, los enlaces de los videos que ya están en Youtube, lo que permitiría que el usuario no solo obtenga la información básica de los materiales (fichas técnicas, sinopsis, etc), sino que pueda apreciar directamente el filme desde el dispositivo a través del cual se conecte a Internet.
Es decir, ya no tendríamos la Historia del Cine que ha de leerse en un papel, imaginando lo que nos dice el crítico o el estudioso, sino que nos enfrentaríamos directamente al material, auxiliados por el especialista, que en vez de dejarnos la visión de una única ventana nos ayudará a abrir incluso las que no sospechábamos que existían.
Agradezco a Mario García-Montes me enviara cada uno de los enlaces, y ahora solo queda disfrutar de las proyecciones. Yo estoy como en la etapa en que me iniciaba de niño en las matinés de los domingos en el Cine América: hay mucho mundo nuevo allí por descubrir y explotar, en función del bien público.
Aquí está la tanda de animados que proponemos a través de la ENDAC y gracias a la gentileza de Mayito:
Quinoscopio 1: https://endac.org/encyclopedia/quinoscopio-1/
Filminuto Nro. 9: https://endac.org/encyclopedia/filminuto-nr-9/
Poco antes de la medianoche: https://endac.org/encyclopedia/poco-antes-de-la-medianoche/
King Kong 3: https://endac.org/encyclopedia/king-kong-3/
El planeta Lila: https://endac.org/encyclopedia/el-planeta-lila/
Palabras móviles: https://endac.org/encyclopedia/palabras-moviles/
Breve estudio de la soledad: https://endac.org/encyclopedia/breve-estudio-en-torno-a-la-soledad/
El pequeño planeta perdido: https://endac.org/encyclopedia/el-pequeno-planeta-perdido/
Dribleando: https://endac.org/encyclopedia/dribleando/
El caballito de los dos nombres: https://endac.org/encyclopedia/el-caballito-de-los-dos-nombres/
Para presentar a Saúl Yelín
Hoy se cumple un nuevo aniversario de la muerte de Saúl Yelín, uno de los pilares fundamentales del ICAIC fundacional. Tenía apenas 42 años cuando murió, pero en ese breve período de vida contribuyó de una manera decisiva a que el Instituto ganase un reconocimiento internacional casi de inmediato.
Hombre de gran sensibilidad, que dominaba varios idiomas, fue el primer director del Departamento de Relaciones Internacionales del ICAIC. Compartimos la página que tiene en la ENDAC.
PÁGINA EN LA ENDAC: https://endac.org/encyclopedia/saul-yelin/
Saúl Yelín
(n. Cárdenas, Cuba, 1 de febrero de 1935// m. La Habana, 15 de febrero de 1977). Director de Relaciones Internacionales del ICAIC desde 1961, fecha en que se crea el Departamento, hasta el momento de su muerte. Se había graduado de abogado en la Universidad de La Habana en 1956, y ese mismo año viaja a París con el fin de cursar el Doctorado en Derecho Internacional en la Universidad de la Sorbona. En Francia desarrolla actividades políticas a favor del Movimiento 26 de Julio. Es elegido Presidente de la Casa Cuba en París. Participaría en el Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes celebrado en Moscú en 1958, y el 1 de enero de 1959 forma parte del grupo de personas que ocupa la embajada de Cuba en París, obligando al embajador cubano Héctor de Ayala a presentar su renuncia.
Regresa a la isla a finales de mayo de 1959, incorporándose al ICAIC en un inicio como consejero y analista de los asuntos financieros del Instituto. También participa como asistente de dirección del documental Sexto aniversario (1959), de Julio García-Espinosa, y como productor de películas como Cuba baila (1960), de Julio García-Espinosa, Historias de la Revolución (1960), de Tomás Gutiérrez Alea, y Carnet de viaje (1961), de Joris Ivens. En ese período había sido designado director de producción del ICAIC, y un poco después gerente de distribución, antes de asumir oficialmente el cargo de director de Relaciones Internacionales. También creó el departamento de afiches del ICAIC, que revolucionaría la gráfica cubana del momento.
Hombre de cultura extraordinaria, con dominio de varios idiomas y gran carisma, logró colocar al cine cubano desde sus mismos inicios, cuando todavía el ICAIC no parecía ser más que un sueño, en las arenas internacionales.
Filmografía
1959: Sexto aniversario, de Julio García-Espinosa (Asistente de dirección)
1960: Chinchín, de Humberto Arenal (Producción)
1960: Cuba baila, de Julio García-Espinosa (Producción)
1960: Historias de la Revolución, de Tomás Gutiérrez Alea (Producción)
1961: Carnet de viaje, de Joris Ivens (Producción)
1962: Los novios, de José Miguel García Ascot (Ficción, Producción)
2019: Evocación, de Lourdes Prieto (Documental sobre su vida y obra)
Bibliografía
Diccionario del cine iberoamericano. España, Portugal, América. Sociedad General de Autores y Editores, España, 2009 (Entrada redactada por María Eulalia Douglas)
Evocación a una época, por Rubén Ricardo Infante
Julio García-Espinosa. Palabras pronunciadas en el sepelio de Saúl Yelín. Revista Cine Cubano Nro. 91-92, s.p.
Santiago Álvarez. Breve reseña biográfica a un revolucionario ejemplar. Revista Cine Cubano Nro. 91-92, s.p.
Saúl Yelín Gringos. Revista Cine Cubano Nro. 177-178, p 192 (Sección Con luz propia)
Saúl Yelín. Cannes 63. Revista Cine Cubano Nro. 12, pp 23-32
Saúl Yelín. París Reportaje. Revista Cine Cubano Nro. 5, pp 60-61
Saúl. Revista Cine Cubano Nro. 91-92, s.p. (Poema a Saúl Yelín)
Saúl: el indomable optimismo. Revista Cine Cubano Nro. 109, pp 13-15
Saúl Yelín, un gran creador, por Indira Ramírez (Reseña sobre el documental Evocación en Cubacine)

Nota aclaratoria de la Presidencia del ICAIC
Jue, 11/02/2021 – 12:51
Presidencia del ICAIC
La producción audiovisual y cinematográfica independiente no está afectada por las nuevas disposiciones sobre el trabajo por cuenta propia.
El documento recién publicado sobre las actividades donde no se permite el trabajo por cuenta propia, en la sección J, “Sobre información y comunicaciones”, acápite 57, establece que no está permitida la producción audiovisual y cinematográfica.
El ICAIC aclara que la producción audiovisual y cinematográfica se ampara en el Decreto Ley 373 y sus normas complementarias, entendiéndose que esta no se considera una actividad del trabajo por cuenta propia, por lo que los creadores audiovisuales y cinematográficos independientes no son cuentapropistas, sino que realizan su actividad desde su condición de artistas, reconocida como una forma de gestión no estatal en el referido Decreto Ley.
La diferencia entre el CREADOR AUDIOVISUAL Y CINEMATOGRÁFICO INDEPENDIENTE y el TRABAJADOR POR CUENTA PROPIA, surge de los amplios debates llevados a cabo por los realizadores para la conformación de las normas vigentes para la producción audiovisual y cinematográfica en el país, haciendo un especial énfasis en su condición de artistas.
En las normas complementarias que apoyan este Decreto Ley se reconocen, además, tres actividades no artísticas pero imprescindibles para la realización de la producción audiovisual y cinematográfica: operador y/o arrendador de equipamiento para la producción artística, agente de selección de elenco (casting), y auxiliar de producción artística, las que continúan bajo la modalidad del trabajo por cuenta propia.
Los mejores filmes exhibidos en Cuba en el año 2020

Como cada año, los miembros de la Asociación Cubana de la Prensa Cinematográfica (ACPC) realizan una votación para seleccionar los mejores filmes exhibidos en las salas cinematográficas del país. A pesar de que solamente los cines funcionaron durante cinco meses, hubo una buena cantidad de filmes de calidad que el público pudo apreciar. De ahí que no quisimos dejar de efectuar esta encuesta anual entre los críticos y periodistas cinematográficos miembros de nuestra asociación. Por causa de la pandemia nos vimos nuevos filmes cubanos de estreno en el a&ntild e;o, ya que los exhibidos fueron considerados en la selección de 2019. Tampoco se analizaron las películas mostradas en el 42 Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano por la limitación de las capacidades de las salas de cine y la imposibilidad de garantizar credenciales de prensa a los miembros de nuestra asociación. En el año 2020, los resultados de nuestra tradicional encuesta han sido los siguientes:
LOS MEJORES FILMES DE FICCIÓN ESTRENADOS EN SALAS DE CINE DURANTE 2020
1. Parásitos / Gisaengchung/ Corea del Sur / 2019 / Bong Joon-ho / (25 votos)
2. 1917 / 1917 / Reino Unido-EE.UU. / 2019 / Sam Mendes / (19 votos con 124 puntos)
3. Los dos papas / The Two Popes / Reino Unido-Italia-Argentina-EE.UU. / 2019 / Fernando Meirelles / (19 votos con 84 puntos)
4. El irlandés / The Irishman / EE.UU. / 2019 / Martin Scorsese / (18 votos con 109 puntos)
5. Érase una vez en Hollywood / Once Upon a Time in Hollywood / EE.UU. / 2019 / Quentin Tarantino / (18 votos con 108 puntos)
6. Joker / Joker / EE.UU. / 2019 / Todd Phillips / (17 votos)
7. Pájaros de verano / Birds of Passage / Colombia-Dinamarca-México / 2018 / Ciro Guerra / (15 votos con 86 puntos)
8. Mientras dure la guerra / España / 2019 / Alejandro Amenábar / (15 votos con 71 puntos)
9. Un asunto de familia / Manbiki Kazoku / Japón / 2018 / Hirokazu Kore-eda / (13 votos)
10. Historia de un matrimonio / Marriage Story / EE.UU. / 2019 / Noah Baumbach / (10 votos)
MEJOR DOCUMENTAL ESTRENADO: Varda por Agnès / Varda by Agnès / Francia / 2019 / Agnès Varda / (16 votos)
Participaron en la votación 26 miembros: Alberto Ramos Ruiz, Ángel Pérez Velázquez, Antonio Mazón Robau, Arístides O´Farrill Bulques, Balbina González Cejas, Carlos Galiano Hadad, Daniel Céspedes Góngora, Erián Peña Pupo, Gustavo Arcos Fernández-Britto, Gustavo Béquer Martínez, Joel del Río Fuentes, Jorge Calderón González, Jorge Luis Lanza Caride, Jorge Luis Neyra Pérez de Corcho, Juan Antonio García Borrero, Juan Carlos Vallinas Álvarez, Juan Ramón Ferrera Vaillant, Julio Martínez Molina, Mario Masvidal Saavedra, Mario Naito López, Mario Rodríguez Naite, Pedro Noa Romero, Rafael Grillo Hernández, Ronald An tonio Ramírez, Rubén Padrón Astorga, Teresita Jorge Carpio