Archivo de la categoría: LA MUJER EN EL CINE CUBANO

MARILYN SOLAYA Y DANAE DIÉGUEZ CONVERSAN

Hermosísima esta conversación que sostienen Danae Diéguez y Marilyn Solaya a propósito del debut de la última como realizadora de un largometraje de ficción (Vestido de novia). Marilyn, a quien recordamos por su personaje de Vivian en Fresa y chocolate, pero sobre todo por el documental que dirigiera con el título de En el cuerpo equivocado, sería la tercera mujer que consigue dirigir un largometraje con el ICAIC (Sara Gómez y Rebeca Chávez serían las otras dos).

Aprovecho para comentar que “Alter Cine”, de IPS, se nos ha convertido en uno de los espacios más interesantes vinculados al análisis y debate del audiovisual realizado por cubanos. Por otro lado, ya no sé qué más decirle a Danae Diéguez para que acabe de entregarnos, a través de alguna editorial, lo que sería el primer libro serio sobre feminismo y audiovisual escrito en nuestro país.

JAGB

A MÍ NO ME HAN REGALADO NADA

Por Danae C Diéguez

La conocí en 2006, mientras estábamos organizando el coloquio «Sara Gómez: imagen múltiple. El audiovisual cubano desde una perspectiva de género» y le habíamos pedido que participara mostrando sus experiencias como realizadora. Ya por entonces se hablaba del guión que Marilyn Solaya quería filmar para su largometraje de ficción titulado Vestido de novia. Allí llegó con Carolina, su hija, y mientras ella conversaba con el público que asistía, los estudiantes que nos apoyaban en la organización cuidaban a la niña.

De ahí proviene nuestra amistad, que ha ido creciendo con los años y ha pasado por largos intercambios de ideas y sueños, también por la dicha que he tenido de compartir con alguien que ve en la lealtad a sus amigos su mayor virtud. Hemos tenido desencuentros y encuentros, pero siempre desde el respeto y el cariño que nos une, por eso verla hoy con su película Vestido de novia en edición es un gusto que sé disfrutamos todos sus amigos, casi como ella misma.

No han sido pocos los tropiezos que ella ha vivido para llegar a realizarla, las caídas y cómo se ha levantado ante cada duda o negación que recibía. Sé cuán receptiva fue con los criterios que venían desde el cariño y cuánto aprendió de los que venían desde el desamor. También sé de su laboriosidad y perseverancia: se le podía llamar a las tres de la madrugada y estaba escribiendo; a las seis, ya estaba lista para prepararles el desayuno a sus niños y llevarlos a la escuela. Nunca dudé que lo lograría y ahí está su filme como un camino largo para ser transitado, con el cual confiesa que ha crecido mucho.

Estuve el último día del rodaje; apenas hablamos, pero nos conocemos como para saber que lo qué estaba viviendo era, aunque suene un lugar común, un sueño hecho realidad.

¿Cuándo empieza el recorrido del guión de tu película? ¿Cuál ha sido el trayecto que ha tenido?

Todo el mundo se cree que la película surge después del documental En el cuerpo equivocado, con el cual gané la segunda convocatoria de DocTV Latinoamérica y que va sobre la primera transexual cubana y única por 20 años hasta 2008. Fue todo lo contrario, cuando yo conocí la historia de esta persona con reasignación de sexo siempre pensé que había que escribir una historia de ficción porque era lo que me iba a permitir tener más libertades, además de que muchos elementos de su vida no me interesaba contarlos tal cual y tuve que recurrir a otras historias de personas con conflictos en su identidad de género. Así que, al final, la película de ficción no es sobre la historia que cuenta el documental, sino sobre muchas historias que confluyen.

Para leer íntegra la entrevista pinchar aquí.

SOBRE LA PARTICIPACIÓN DE REALIZADORAS EN LA MUESTRA JOVEN

En este texto publicado en el Bisiesto, Danae C. Diéguez anota: “desde mi posición de aprendiz de género, no basta con pertenecer a uno y decir somos mujeres detrás de cámara y desde esa posición elaborar una crítica, sabemos hace falta algo más: búsquedas, miradas, distingos”.

CON CIERTA NOSTALGIA A CUESTA: LAS JÓVENES REALIZADORAS

Por Danae C Diéguez

Evito los esencialismos. Eso, en términos de teoría de género y análisis de filmes realizados por mujeres, significa no caer en las trampas de un binarismo que esquematiza lo femenino y lo masculino en un grupo de características que se acomodan perfectamente a un corset ajustado a la talla; en este caso uno que se adecue, según sea, a cada género.

Sin embargo nadie puede, si se trata de obras realizadas por mujeres como corpus elegido, analizarlas sin tener en cuenta el acceso de ellas al status de directoras y los tópicos que ayuden a definir  la mirada en la que se posicionan para la representación. Son dos líneas de análisis que implican, uno: factores históricos, contextuales, de aprendizajes culturales; y otro: temas, lenguajes desde donde discursan. Allí surge la pregunta tan llevada y traída: ¿Por qué a las mujeres les ha costado llegar al largometraje de ficción? ¿Qué signos, en términos de lenguaje, revelan en sus propuestas una mirada femenina? ¿Poseen, necesariamente una mirada que las distinga en tanto su condición de género? Lee el resto de esta entrada

MARISOL TRUJILLO Y DANAE DIEGUEZ CONVERSAN

Agradezco a Danae Diéguez su gentileza, al compartir con los amigos del blog el fragmento de esta conversación que sostuvo con la realizadora cubana Marisol Trujillo (1940), directora de documentales como Lactancia (1978), El sitio en que tan bien se está (1978), Mariano (1980), Encuentro (1981), A escena (1981), Fumando espero (1982), Mujer ante el espejo (1983), Canción feliz (1983), Oración (1984), Mujer junto al faro (1984), y Paisaje breve (1985).    

MARISOL TRUJILLO: ES COMO SI ME HUBIERAN BORRADO DEL MAPA

Por Danae Diéguez

Es un nombre imprescindible dentro de la documentalística cubana. Marisol Trujillo apenas  es reconocida como realizadora, sobre todo para las nuevas generaciones de creadores/as audiovisuales. La visité varias veces y la entrevista se fue haciendo poco a poco, pues ella es una gran  conversadora y de pronto teníamos varios temas abiertos sin concluir.

Una de las veces que la visité fue con el equipo que dirigía la realizadora peruana Milagro Farfán, egresada de la EICTV,  mientras  hacían el documental Deja que yo te cuente la historia, filme que complejiza la mirada sobre el acceso de las mujeres como directoras de cine en Cuba. Allí, mientras vio la cámara, las luces y ella contando su historia se emocionó mucho. Eso sucedió por el año 2008 y ya yo la había visitado dos veces para conocerla primero y entrevistarla después. El intercambio con Marisol me ha ayudado a enrumbar cada entrevista que hago a las directoras, sobre todo porque aunque en las opiniones que da no siempre estamos de acuerdo- y de eso se trata- no es lo mismo una realizadora como ella que se forma en el ICAIC a otras que han hecho su obra desde otras instituciones, aunque pertenezcan a la misma generación o,  a las más jóvenes que ni siquiera desde las productoras institucionalizadas han realizado sus obras.  

Le prometí a Juany  darle un fragmento de la entrevista para el blog, pues aunque acá solo hablamos de cine, el intercambio es mucho más extenso y abordamos temas personales que ella me regala  y que estarán en la versión ampliada. Por ahora, es como dijo una vez la escritora Dulce María Loynaz, al referirse al interés que había causado su obra ya al final de su vida: “perdóneseme la inmodestia, pero es un acto de justicia”.

Pretendo  esta entrevista sea un acto de justicia con la realizadora Marisol Trujillo.

Usted comenzó haciendo crítica de cine. ¿Cómo pasa de la crítica a escribir guiones y después a dirigir? ¿Cómo es su entrada al ICAIC?

De pura casualidad, terminé mis estudios de Historia del Arte y me mandan a Jagüey Grande a hacer los años de Servicio Social. Se aparece una persona que yo conocía de Cultura, a la que hacía años que yo no veía y me preguntó qué  hacía allí, que no tenía profesor de Historia del Arte en la Escuela Provincial de Arte de Matanzas y me brindó la posibilidad de dar clases.

Un buen día estaba en la plaza Cadena, en la Universidad, con un novio mío y  llega Alfredo Guevara y empieza a hablar con él y me lo presenta,  le dice que doy clases de Historia del Arte, Alfredo me dice: ¿Y no te interesaría el cine?

Le dije que a me interesaban  muchas cosas y me dice que el cine tiene mucho que ver con la Historia del Arte, le dije que sí, que es verdad pues el cine tiene que ver con la música, mucho con las artes plásticas, con todo el mundo de la creación. Allí conversamos de esas cosas pero de ahí no pasó. Lee el resto de esta entrada

DANAE DIÉGUEZ CONVERSA CON TERESA ORDOQUI

Es probable que los lectores habituales de “Cine cubano, la pupila insomne”, recuerden aquella polémica que tuvo lugar en el blog, a propósito de la presencia femenina en el cine nacional. Presencia femenina no en cuanto a personajes, sino atendiendo a los roles de directora, responsable de la fotografía, dirección de arte, entre otras funciones que normalmente son asumidas por los hombres.

El debate estuvo animado, pero debo confesar que me quedé con deseos de escuchar una mayor cantidad de argumentos. No de opiniones, sino argumentos. En aquella ocasión sobraron las quejas, pero a veces daba la impresión que no pasaba del reproche de la hembra queriendo sustituir al macho. Digamos que me hubiese gustado un poco más de análisis alrededor de esas estructuras profundas que son las que propician que todavía hoy, muchas mujeres (si las dejan filmar) filmen de la misma manera que lo hubiese hecho un hombre.

Danae Diéguez pertenece a ese grupo de investigadores que, en nuestro país, pretende concederle a los estudios de género un alcance verdaderamente académico. Y ahora, con esta extraordinaria entrevista que le hace a la realizadora Teresa Ordoqui (recordada sobre todo por su filme Te llamarás inocencia/ 1987), y que pertenece a su libro aún inédito “Mujeres detrás de cámara”, nos regala una primicia de altos kilates.

Teresa Ordoqui, por su parte, estaría dentro de eso que alguna vez llamé “cine cubano sumergido”. Llegó a trabajar, incluso, en el primer ICAIC, pero ese detalle apenas se ha mencionado en los recuentos más recientes. Recuperar su nombre para que figure en el mapa audiovisual de la nación, deviene un deber elemental. Agradezco a Danae, entonces, por su regalo a los lectores del blog, o lo que es lo mismo, su complicidad intelectual.

Juan Antonio García Borrero

 

Teresa Ordoqui, directora de Te llamarás Inocencia: nosotros éramos el negocito de al lado.

Por Danae Diéguez

Esta es una entrevista realizada hace año y medio. Ya había revisado varias veces la copia de Te llamarás Inocencia (1988) película dirigida por Teresa Ordoqui  en los Estudios Fílmicos de la televisión, cuando tuve la oportunidad de entrevistarla. Creo que en el sentido de las relecturas incesantes que debemos hacerle al canon cinematográfico, estaría la de asumir una buena parte de la producción fílmica realizada fuera del ICAIC. Esta perspectiva nos ubica ante un grupo de películas que pudiéramos atender desde diferentes aspectos  que pondrían a dialogar a los contextos de producción y la relación de estos con el lenguaje y los modos de representación en temas como la raza, género, generación, entre otros muchos. En el caso de un filme como Te llamarás Inocencia, una de esas aristas estaría relacionada con el acceso de las mujeres a la dirección en el largometraje de ficción, fuera de la industria cinematográfica (ICAIC) y hasta dónde existe, o no,  una mirada femenina al abordar ciertas zonas de la representación, algo poco discutido en nuestro ámbito.

Teresa Ordoqui realiza su película en 1987 y se estrena para los televidentes cubanos en 1988. Después de Sara Gómez que en 1974 realizara su película De cierta manera, en el ICAIC, no habíamos tenido a una mujer detrás de las cámaras en la dirección de largometrajes de ficción. Siempre digo que este es un fenómeno a valorar en varias direcciones: el acceso de las mujeres a la dirección, un espacio habitado sistemáticamente por varones en el que la lectura no puede ser solo numérica, sino, y sobre todo, desde un análisis en el que intervengan relaciones de poder, anclaje de políticas públicas y el punto de partida de las mujeres como condición necesaria para el acceso a ciertos desempeños laborales y creativos;  la otra dirección, pero muy relacionada con esta, se encuentra en el desmontaje del texto fílmico: la mirada, los temas que se abordan, la conformación de los personajes femeninos en su relación con los masculinos, entre otros. Lee el resto de esta entrada

PENSANDO EN SARA GÓMEZ, OTRA VEZ

Hacía rato estaba por responder las preguntas que me hizo llegar mi entrañable Sandra Álvarez, a propósito de la cineasta Sara Gómez, que es su objeto de estudio en una tesis que termina. Sandra ha escrito elogiosamente sobre este blog, pero no es eso lo que me empuja a responderle, sino la seriedad y pasión que yo sé que pone en cada uno de sus proyectos.

 Sus preguntas no solo me han obligado a revisar parte de la obra de Sara, sino también, lo que escribí en su momento. Pero ese tipo de relectura por partida doble siempre resulta beneficioso, porque nos ayuda a naturalizar la idea del conocimiento como algo que permanentemente se procesa, y que siempre nos está devolviendo a una orilla de la que pensábamos nos habíamos alejado hacía mucho tiempo. 

JAGB

En un artículo publicado en La Jiribilla intitulado “Homenaje a Sara Gómez” dices que te has dedicado hablar más de la obra de Sara que de su vida porque “no hay nada más ilustrativo del temperamento de un autor que aquella obra que lega a la posteridad”, ¿es posible entonces encontrar presupuesto feminista en su obra, tanto en la forma como en el contenido?

Ante todo me gustaría dejar esclarecido algo. Me siento muy lejos de considerarme un experto o algo así en los estudios de género. Fueron esas mismas carencias las que me llevaron a fomentar alguna vez en mi blog la discusión en torno a la representación de la mujer en el cine cubano, así como la presencia de estas en la creación audiovisual de la nación. Quedé muy asombrado porque en aquel momento participaron en los debates varias mujeres que argumentaron con muchísima vehemencia sus diversas posturas. Sin embargo, no sé por qué aún tengo la percepción de que nos falta mucho todavía por esclarecer, con un sentido sólido en lo teórico, qué podríamos entender por presupuesto feminista en el audiovisual cubano. Lee el resto de esta entrada

MAYRA VILASÍS SOBRE “ISABEL” (1990), de Héctor Veitía

“El primer cuento de Mujer transparente dirigido por Héctor Veitía con guión de Tina León, resulta particularmente interesante desde una perspectiva de género. El conflicto de la protagonista, al principio de forma inconsciente, yace en su necesidad de revertir las cualidades genéricas que la han definido y limitado durante toda su vida hasta el comienzo de la película.

De forma progresiva, Isabel va tomando conciencia de ese reclamo de rebeldía que la mantiene insatisfecha, aunque al final de la historia su “acto de subversión”  no deje de resultar ingenuo. La mayoría de las escenas con su esposo parecen soliloquios del hombre. Isabel no solo está ausente, sino que no existe (el marido se sienta sobre los zapatos recién comprados por Isabel).

Cuando ella emite una opinión (escena de los hombres jugando dominó en la playa), el esposo la llama a capítulo: “¿Y tú qué sabes de eso, Isabel?”. Es decir, la silencia abiertamente, la margina del tema en discusión porque ella transgrede las expectativas inherentes a la conducta socialmente aceptada por su condición de mujer.

En la historia, él siempre espera de Isabel el comportamiento tradicional para el cual ha sido educada en la sociedad patriarcal, mientras que ella constantemente se cuestiona a sí misma en sus relaciones con quienes la rodean, a partir de su cambio de status laboral (es ascendida a un nivel de jefatura y toma de decisiones). Este hecho es determinante al desencadenar su necesidad de transformar el papel de subalterna que ha desempeñado en todas las esferas de su vida.”

Mayra Vilasís. Por una mirada divergente. Revista  Temas 5; Ene-Mar ’96, p 46-50 (Análisis de la temática femenina en el cine cubano).

 Ficha técnica:

ISABEL (1990)/ 20’/ Dirección: Héctor Veitía/ Actúan: Isabel Moreno, Manuel Porto, Vivian Agramonte, Orlando Fundicheli, Mónica Guffanti, Raúl Pomares, Aurora Díaz./ Sinopsis:  Una mujer de 45 años hace un análisis de su vida matrimonial y hogareña después de 18 años de casada y con dos hijos. Su  vida no ha sido lo que ella hubiera querido, pero se da cuenta que ella también es responsable. Guión de Héctor Veitía y Tina León, edición de Lina Baniela, música de Mario Dali, fotografía de Julio Valdés, dramaturgia de Eugenio Hernández. Forma parte del filme de episodios Mujer transparente.

ESLINDA NÚÑEZ

Nuestros directores de fotografía no nos han explicado todavía, como se debiera, de qué manera han trabajado en nuestro cine la fotogenia. Para Néstor Almendros, por ejemplo, el hecho de saber iluminar un rostro exigía más arte que retratar imponentes paisajes. Y allí nos han quedado los memorables fotogramas donde aparece deslumbrante Meryl Streep en “La decisión de Sophie”.

Lo de la fotogenia (que es un término que acuñó en su momento Louis Delluc para distinguirla de la fotografía) es algo muy difícil de explicar. No necesariamente aquellas personas que son naturalmente hermosas quedan bien ante una cámara. Y viceversa. En lo fotogénico hay más misterio que explicaciones racionales. Yo creo que tiene que ver más con eso inefable que conocemos por persistencia retiniana, que con lo que podríamos estar mirando con fijeza, y que a la larga pierde su encanto por evidente.

En mi caso, tengo varios planos de actrices cubanas que se han empeñado en persistir en mi retina, debido al fijador fotogénico de esas iluminaciones. Mencionaré apenas algunas: Mirtha Ibarra en “Hasta cierto punto”, Daisy Granados en “Retrato de Teresa”, Isabel Santos en “Se permuta” y “Clandestinos”, Luisa María Jiménez en “Barrio Cuba”, Adela Legrá en “Manuela”, Broselianda Hernández en “La anunciación”, Alina Rodríguez en “María Antonia”, María Isabel Díaz en “Una novia para David”, Beatriz Valdés en “La Bella de Alhambra”.

¿Qué es lo que permite que esos rostros perduren en nuestras memorias?, ¿qué se hagan casi tangibles en medio de tantas cosas sólidas que de repente se evaporan, y olvidamos que han existido al instante? Algo de esto me gustaría preguntarle a Eslinda Núñez, a quien acaban de adjudicar el Premio Nacional de Cine por sus indiscutibles cualidades histriónicas, pero que tiene a su favor también ser una de las actrices más fotogénicas de nuestro cine.

Sé que tendría que tener cuidado con esto que afirmo, toda vez que la desconfianza feminista pudiera ver en mi observación otra variante de la fetichizacion que ha hecho la mirada falocéntrica de la hembra. Correré el riesgo. En un cine como el nuestro, donde el exceso de épica no exactamente cotidiana, sino impregnada de trascendencia sudorosa, se ha extraviado tantas veces el sentido de lo sutil erótico, podemos entender mejor aquello que aseguraba de la Serna: “Una oruga subiendo por las nalgas de una estatua la dota de sexo”.

Directores como Humberto Solás, Gutiérrez Alea, Manuel Herrera, Tomás Piard, o Nelson Rodríguez (quien asumió ese rol en “Amada”), entre otros, han sabido explotar ese filón fotogénico que hay en una actriz como Eslinda Núñez. Y como espectadores nunca terminaremos de agradecer esa invitación que ellos nos han hecho a contemplar la nación, también desde lo más íntimo. O desde la fotogenia misteriosa, que siempre perdurará más que la burda y efímera belleza de moda.

Juan Antonio García Borrero

MEMORIAS DE UN TALLER (2)

En la segunda sesión del Taller Nacional de la Crítica Cinematográfica estuvimos hablando y discutiendo sobre la mujer como creadora en el audiovisual cubano. Los lectores del blog recordarán que este tema propició en su momento una intensa polémica. La mesa fue moderada por la Dra. Olga García Yero, y la presencia de las realizadoras Marina Ochoa y Yamilka Álvarez, la actriz Eslinda Núñez, y los estudiosos Pedro Noa y Danae Diéguez, nos garantizaron que se cumplieran buena parte de las expectativas que teníamos en cuanto al asunto.

Sigo diciendo que la utilidad de los Talleres no está en las supuestas soluciones que ofrece a aquellos problemas que se discuten, sino en las perspectivas y novedades teóricas que contribuye a insertar en nuestras discusiones. En el caso de Danae Diéguez lo tiene todo, como diría Vivanco, “muy bien pensao”. En sus argumentos se advierte un dominio profundo de esas herramientas que, según nos confiesa ella misma, ya en otros contextos académicos han sido superadas por nuevas visiones del fenómeno, pero que acá permanecen ajenas a los estudiosos y estudiosas.

A mí lo único que me inquieta es la falta de intercambio teórico que tienen entre sí las mujeres que hacen o estudian el audiovisual en Cuba, de allí una pregunta que formulé en público, pero que (debo ser honesto), siento que todavía no me han respondido: ¿cómo dialogan críticamente estas mujeres entre sí?, ¿cómo se actualizan en cuanto a estas corrientes de pensamiento?, ¿y cuál es el saldo intelectual que hasta ahora se va logrando?

No hablo de la innegable existencia de esos espacios y acciones individuales que ya conocemos, sino de una interacción que debe desmontar una visión del mundo tan monstruosamente falocéntrica, que hasta un buen número de féminas prefiere desmarcarse de todo lo que huela a “feminismo”, porque se asocia a aquellas teorías extremistas que utilizaban los posibles argumentos, no como un hipotético instrumento de justicia y redención, sino en todo caso, de implacable venganza.

Sin embargo, este es un tema en el cual prefiero mantenerme en silencio porque mis lagunas son realmente escandalosas. Y porque como esta “Historia” la han narrado casi siempre los hombres, o mujeres que no se sienten particularmente afectadas por esa visión “machista” y excluyente, no quisiera contribuir aún más a la naturalización de un canon que, cuando no se ha encargado de invisibilizar esa parte de nuestra realidad, ha tergiversado con sus propios prejuicios e imposiciones las demandas de nuestras creadoras.

Por lo pronto, pienso que es bueno que se haya puesto sobre el mapa el tema, pero eso en modo alguno basta. Atacar a fondo la lógica patriarcal exige llegar al nido donde empieza todo. ¿Recuerdan aquel célebre bocadillo de “Some Like it Hot”, el filme de Wilder: “No se puede hacer una tortilla sin antes romper los huevos”? Pues de eso se trata, de llegar al lugar donde se esconde el huevo de la serpiente. Y destruirlo.

Juan Antonio García Borrero.

MAYRA VILASÍS SOBRE “DE CIERTA MANERA” (1975), de Sara Gómez

“Durante más de veinte años, la crítica feminista ha desarrollado un interés especial en examinar filmes dirigidos por mujeres de otras latitudes. Entre estos, De cierta manera se ha ganado una merecida posición por ser uno de los primeros realizados por una latinoamericana y caribeña – y en un país revolucionario- durante la década del auge de la crítica feminista en los Estados Unidos. Otras películas han sido estudiadas con esmero, pero ninguna de forma tan profusa, constante e inteligente.

Desde los primeros artículos escritos por Julia Le Sage para la revista Jump Cut en 1979 y 1980, pasando por E. Ann Kaplan con su libro Women and Film (Both Sides of the Camera), publicado en 1983, hasta The New Latin American Cinema (A Continental Project), texto dado a conocer en 1993 por Zuzana M. Pick, “De cierta manera” se ha mantenido ocupando espacios apreciables en la literatura cinematográfica feminista.

Aunque desde perspectivas diferentes, la crítica feminista concuerda en colocar el eje del conflicto dramático de la obra en el debate sobre el género y las relaciones hombre-mujer. Los contenidos relativos al subalterno racial, el marginalismo y las clases sociales se asumen como factores de mayor o menor envergadura, según los objetivos de los estudios. Otro foco de coincidencia sistemática en el análisis feminista de la película estriba en el esmerado y eficaz entretejido conflicto central-discurso cinematográfico, al utilizar la yuxtaposición ficción-documental.

La creación de una atmósfera “ficcionada”, con la ficción en sí misma, paralela a imágenes documentales, denuncia la hegemonía patriarcal y la necesidad del cambio social. La historia de ficción, además, expone la existencia de una subcultura – dentro de la predominante- donde se exacerban los valores machistas. La inserción del personaje femenino dentro de esa subcultura agudiza el conflicto personal mujer-hombre (Mario-Yolanda). Los espacios documentados que describen las transformaciones generales de la sociedad adquieren un carácter metafórico en función del tema principal: eliminar las disparidades genéricas para reconstruir las relaciones hombre-mujer es tan difícil de alcanzar y requiere de tanto esfuerzo como el necesario para destruir viejas ciudadelas y construir edificios nuevos.

El filme de Sara Gómez es una obra imperecedera que suscita múltiples y complejas lecturas. Dentro de la crítica cinematográfica feminista, coloca en primer plano de discusión la opción del lenguaje realista, muy cuestionado con el argumento de que no es suficiente representar la realidad de la opresión de que es objeto la mujer para hacer cambiar la conciencia de la sociedad. Es una película probadamente excepcional. Y lo es en tanto que la opción “De cierta manera” es irrepetible.”

Mayra Vilasís

OTRAS ENTRADAS EN EL BLOG SOBRE SARA GÓMEZ:

SARA GÓMEZ (1)

SARA GOMEZ (2)

OTRA SARA

FABRICA DE TABACOS (1962), de Sara Gómez

DANAE DIÉGUEZ SOBRE LAS MUJERES EN EL CINE CUBANO

Hacía más de un mes que no revisaba la cuenta Yahoo, pues el acceso a esa dirección desde aquí se convierte en toda una pesadilla. Encontré mensajes de amigos que pensarán que me he olvidado de ellos, y no es así: les estaré respondiendo en breve.

Uno de los mensajes que hallé fue esta conversación desarrollada el año anterior entre Dalia Acosta y Danae Diéguez , pero que encaja muy bien con toda esa polémica que se desarrolló en su momento en el blog, a propósito de la (escasa) presencia de la mujer realizadora en el cine cubano.

Les dejo con estas reflexiones, y lo único que le pido a cambio a Danae es un anticipo de lo que será su tesis doctoral. Los lectores de “La Pupila” lo agradeceremos.

Juan Antonio García Borrero

MUJERES INVISIBLES DETRÁS DE CÁMARA
Entrevista de Dalia Acosta

LA HABANA, mar (IPS) – La producción cinematográfica en Cuba no ha escapado al abrumador predominio de la cultura machista en la sociedad. Penetrar en esta industria, un coto casi exclusivo para hombres aún, es prácticamente una quimera para las cineastas.

En cinco decenios de historia del estatal Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos (Icaic), sólo un largometraje de ficción ha sido dirigido íntegramente por una mujer: «De cierta manera», de Sara Gómez (1943-1974), cuya obra, considerada transgresora, apenas se conoce fuera de los círculos académicos y de la crítica especializada..

En estos días, la realizadora Rebeca Chávez concluye la edición de «Rojo vivo», filme inspirado en la lucha armada contra la tiranía de Fulgencio Batista (1952-1958) en la ciudad de Santiago de Cuba, más de 850 kilómetros al oriente de la capital cubana.
Danae Diéguez, profesora de la Facultad de Arte de los Medios de Comunicación Audiovisual del Instituto Superior de Arte (ISA) de la isla, ha dedicado especial atención al estudio de la presencia femenina en la cinematografía local, donde «la voluntad política no ha bastado para eliminar el machismo y la cultura patriarcal».

Diéguez, que está preparando su tesis de doctorado bajo el título «Mujeres detrás del lente. El audiovisual cubano dirigido por mujeres», considera que se trata de un fenómeno cultural y económico, según dijo a IPS en una entrevista realizada a través de correo electrónico.

IPS: — ¿A qué atribuye la invisibilidad que, como señala en su ensayo «De la mirada femenina sobre la violencia», padecen muchas realizadoras cubanas?

DANAE DIÉGUEZ: — El primer punto es que realmente son pocas las realizadoras, con respecto a los directores. La cuestión estadística dice algo, pero no es lo más importante. Puede existir igual número de mujeres y que ellas reproduzcan patrones patriarcales.

La clave en la realización estaría en las posibilidades de acceder a ella en condiciones de equidad para, desde esa igualdad de oportunidades, elaborar el proyecto, presentarlo y concretarlo.

Lo otro es que el cine históricamente ha sido un mundo masculino. Las mujeres se ocupaban de otras cosas: vestuario, maquillaje y, en los mejores casos, edición, pero escasísimamente de la dirección.

A ello hay que sumarle que el cine es arte, pero también es industria. Yo me siento a escribir una novela en la soledad de mi casa y la escribo, pero el cine hace más complejo el proceso de creación por toda su infraestructura. Estamos hablando entonces de un fenómeno cultural, evidente, y otro de carácter económico.

Cuando se unen ambos elementos, sucede lo que tal vez haya hecho decir a la directora cubana Mayra Vilasís que era «más fácil ser pilota de aviación que directora de cine».
Dentro del Icaic, exceptuando a Sara Gómez, ninguna mujer ha podido realizar un largometraje de ficción. Hubo que esperar a «Mujer transparente», en 1991, para encontrar las historias de ficción de tres directoras (que trabajaron en equipo con dos hombres). Por lo tanto, todas realizaron documentales, cuya recepción, sabemos, es diferente, minoritaria, por decirlo de alguna manera.

Otras directoras han surgido fuera de la gran industria. Aunque algunas han tenido un camino de crecimiento y tienen una trayectoria muy intensa, se han mantenido fuera del centro que legitima la realización cinematográfica en la isla.

No voy a mencionar nombres para no ser injusta si olvido a alguna pero, por ejemplo, Teresa Ordoqui dirigió en 1989 en los Estudios Fílmicos de la Televisión un largometraje de ficción en 16 milímetros, «Te llamarás Inocencia», película con una propuesta visual muy interesante y de la que apenas se habla, para no decir que no se menciona.

Hay otra razón importante y es la emigración al vídeo, como soporte que «democratiza» la realización. Esto fue clave para las mujeres que encontraban en el celuloide un impedimento para poder expresarse.

IPS: ¿Cree que en el cine cubano existe una mirada femenina, asumida particularmente desde la conciencia de género?

DANAE DIÉGUEZ: No lo creo. Existen momentos muy puntuales en los que se podría hablar de una mirada femenina, tanto en largometrajes como en documentales, pero no se puede hablar de ello como algo que identifique una línea estilística. Y estoy hablando de todo el cine cubano, tanto hecho por hombres como por mujeres, porque puedes ser hombre y tener una mirada femenina y viceversa.

Sabemos que ser mujer no implica tener una mirada femenina. Tampoco por haber tratado el tema de la mujer y sus conquistas ya se tiene una conciencia de género, lo que comprende muchas otras cosas. El hecho de que yo como académica, o aquél como crítico lea, vea y escriba sobre esta cuestión, es otra cosa.

IPS: En su opinión, ¿por qué la violencia de género aparece como tema recurrente en la producción más reciente de las jóvenes cineastas cubanas?

DANAE DIÉGUEZ: Es un tema más, entre tantos que la joven generación está asumiendo. Al trabajar con un corpus de obras dirigidas por mujeres, empiezo a encontrar regularidades temáticas y eso me ayuda a sistematizar y hacerlas visibles, que es mi primer objetivo.

La violencia de género también se ha hecho más visible en nuestra sociedad y en el mundo en general. Cuba tiene particularidades al respecto.

Para mi generación, nacida en los 70, el mundo era otra cosa. No advertíamos la violencia como algo cercano, si acaso fuera de nosotros. La década del 90 cambió el panorama y hace unos años se habla de la violencia y de sus múltiples manifestaciones de manera más clara. La directora Lizette Vila, que lleva tiempo abordando la temática en sus documentales, sólo en 2007 lo hizo con las mujeres cubanas maltratadas.

Como ha dicho el historiador cubano Julio Cesar González Pagés, «las principales manifestaciones de la violencia son las que ejercen los hombres sobre las mujeres, sobre otros hombres y sobre sí mismos»..

Las jóvenes viven en ese mundo, asisten a él con la mirada de las creadoras y no hay respuestas sino preguntas, que salen a relucir en sus obras relacionadas con el círculo de la violencia y su naturalización. Eso es algo que me ha llamado la atención en las obras realizadas por mujeres.

IPS: ¿Qué contribución ha hecho –y puede aún hacer– el cine dirigido por mujeres a la cinematografía de Cuba, tanto en su dimensión puramente estética como en su resonancia social?

DANAE DIÉGUEZ: La contribución no está en lo estético, aunque hay momentos interesantes en algunas de ellas. Habría que investigar con más asiduidad. No me he detenido a verificar si definen o no una mirada estética que distinga un espacio de lo femenino, o sencillamente si se da en ellas la producción de imágenes resistentes a una cultura patriarcal.

En el mundo de la realización audiovisual y cinematográfica, la equidad de género no será cierta hasta que, en la vida real, se traduzca en la posibilidad de concretar los proyectos de las mujeres.

Recientemente, en la séptima Muestra de Nuevos Realizadores, gracias a la sensibilidad y la inteligencia de la dirección de ese encuentro, pusimos en la agenda del Icaic varios temas, entre ellos el de las mujeres directoras de fotografía. En Cuba ya hay muchas, algunas con una calidad notable, que aún no pueden entrar a la industria sencillamente porque son mujeres.

Los tiempos son otros: la tecnología se ha aligerado, las escuelas de cine existen y con una cámara en la mano se pueden hacer maravillas, aun fuera de la industria. La muestra de este año demostró, entre otras cosas, la calidad creciente de las más jóvenes, las temáticas que registran, en muchos casos relacionadas con el mundo y el espacio de lo femenino.

Esa es una verdad que se impuso y se impone. Queda ahora que quienes ejecutan y toman decisiones en nuestras instituciones asuman la equidad de género como ese camino necesario para hacer más justicia. (FIN/2008)