Sobre el cine nacional y el cuerpo audiovisual de la nación

Los pasados días 11 y 12 de noviembre se celebró en La Habana el V Encuentro de la Crítica Cinematográfica, al cual le hemos creado una página en la ENDAC.

Esto en un futuro nos permitirá reconstruir lo que ha sido la Historia Intelectual de la crítica cinematográfica que se practica en Cuba. Es decir, tener a mano los diversos eventos y programas teóricos que se han conformado para cada uno de ellos, por ejemplo, puede ofrecernos una idea bastante interesante de las tesis que los críticos cubanos han puesto a circular en cada momento histórico, y ya con una perspectiva de conjunto, establecer análisis que ayuden a localizar posibles puntos de giros en las maneras de ejercer el famoso oficio del siglo XX. De paso, las ponencias discutidas podrían ser estudiadas en cualquier instante, al formar parte del repositorio académico que pudiéramos crear.

Al evento envié una ponencia con el título de “Cuba: cine nacional y cuerpo audiovisual de la nación”. Debo confesar que todavía me siento frustrado, toda vez que mi interés estaba en que, más que una lectura de la ponencia (que se puede hacer en cualquier momento, como ahora), pudiéramos interactuar (yo desde Los Coquitos en Camagüey, y los demás colegas en La Habana) haciendo un uso creativo de las muchas tecnologías que ahora mismo tenemos al alcance de las manos.

Esto, que diez años atrás hubiese parecido ciencia ficción a cualquier cubano, en la actualidad puede realizarse con una facilidad extraordinaria (lo digo porque en lo que va de año he podido participar desde mi casa, ubicada en una zona periférica, en eventos organizados en universidades de Estados Unidos, México, Colombia, y la EICTV). Pero, hay que reconocerlo, en nuestro gremio eso todavía no se consigue ver como algo que ya está aquí, en nuestras vidas cotidianas.

La ponencia puede ser leída íntegra en este enlace de la revista Cine Cubano, pero si me pidieran que resumiera cuál es concretamente la propuesta del texto, citaría este fragmento que invita, desde luego, al debate, y no a la mera aceptación:

“En lo personal, propongo usar el término cuerpo audiovisual de la nación, en tanto con esta última estaríamos hablando, no de un espacio físico (la isla) o un ente exclusivo (el Estado), sino de algo que está en permanente construcción, y que se debe más a lo imaginativo que a lo tangible, para decirlo en el espíritu de la propuesta de Benedict Anderson cuando comenta: “Es imaginada porque aun los miembros de la nación más pequeña no conocerán jamás a la mayoría de sus compatriotas, no los verán ni oirán siquiera hablar de ellos, pero en la mente de cada uno vive la imagen de su comunión” 

Mientras que, con el cine nacional, lo que cuentan fundamentalmente son las narrativas articuladas a partir de un mapa que suele coincidir con la representación geográfica que tenemos del archipiélago cubano, y el inventario sistemático que se hace de películas y biografías, asumidas como parte de una idea conducida siempre por lo unidireccional y el Progreso, con el cuerpo audiovisual de la nación, en cambio, proponemos la construcción de un atlas en el que caben un número infinito de mapas vinculados al audiovisual cubano (mapa de las películas, mapa de los cineastas en tanto individuos, mapas de las tecnologías usadas, mapas de la literatura cinematográfica creada, mapa de los espacios de socialización, etc).

En esta nueva manera de enfrentarnos a la producción y consumo de ese conjunto de imágenes proyectadas sobre las más diversas superficies, acompañadas o no de sonido, la antigua identidad no es anulada, sino que se enriquece con la incorporación de nuevas perspectivas, sobre todo cuando se sale de ese perímetro en el cual pensábamos que solo era posible su desarrollo”.

Juan Antonio García Borrero

Publicado el noviembre 24, 2021 en Uncategorized. Añade a favoritos el enlace permanente. Deja un comentario.

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