Archivos diarios: diciembre 8, 2011

BUENOS AIRES (2)

Anoche terminó el Simposio Iberoamericano de estudios comparados sobre cine organizado por el Centro de Investigación y Nuevos Estudios sobre Cine (CIyNE). En mi caso ha sido una formidable oportunidad para adquirir conocimientos, y llenarme de nuevas inquietudes.

Aunque en este caso se estudiaron y debatieron las representaciones de los procesos revolucionarios en el cine argentino, brasileño y mexicano, es evidente que muchas de esas reflexiones nos sirven también a los estudiosos del cine cubano.  Ya estaré poniendo por escrito en este mismo blog mis impresiones. Pero eso será al regreso, pues resulta imperdonable estar aquí, y no andar Buenos Aires.

Hoy mi viejo amigo Miguel Ángel Lafuente se encargó de llevarme a esa maravilla de barrio que se llama San Telmo. Y entramos al Bar Plaza Dorrego, donde en una de las paredes puede verse la foto en la que aún conversan Borges y Sábato, allá por los años setenta del siglo pasado.

Por si fuera poco, Ana Laura Lusnich acaba de regalarme un ejemplar de Borges va al cine, de Gonzalo Aguilar y Emiliano Jelicié. Todavía no sé cómo agradecer tantas atenciones. Guardé el libro, pero la tentación fue mayor. Y aquí me tienen, atrapado por esas páginas que nos revelan al mismo Borges genial de siempre, pero también al «malicioso», como apunta Edgardo Cozarinsky en la presentación de contracubierta.

Leo, por encima, la reacción de Borges a propósito de la polémica que originó en su momento La intrusa, el filme de Carlos Hugo Christensen basado en el cuento homónimo del escritor. Conocía las demandas de la censura exigiendo cortes. También las réplicas defensivas de Christensen. Pero no la posición final de Borges:

«Por lo general no soy partidiario de la censura, ya que es una interrupción de los derechos individuales por el Estado, cosa que nunca he aceptado ni aceptaré. Sin embargo, en este caso me siento paradójicamente muy agradecido ya que en la película de Christensen se han hecho sugerencias de homosexualidad, y yo no tengo nada que ver con este tipo de asuntos (…) El él hay obscenidades, hay desnudos y además (esto es lo más grave) se sugiere la pornografía y el sexo. (…) De modo que le agradezco a la censura su intervención. Y creo que Christensen también, porque si no va a quedar un poco en ridículo. Si Christensen está enojado, debe ser por un problema comercial. (…) frente a la pornografía considero aceptable la labor del censor. (…) yo trato de no ser obsceno, de escribir y pensar en forma decorosa».