Archivos Mensuales: enero 2018

LOS 70 AÑOS DEL CINE CASABLANCA

El próximo 4 de febrero el cine Casablanca de Camagüey cumple 70 años de creado. Estamos hablando de uno de los grandes colosos de la cultura camagüeyana, como bien quedara demostrado en el Trabajo de Diploma defendido en la Universidad de Camagüey por Arletis Gutiérrez Obregón (“El Teatro Casablanca como institución cultural representativa en el contexto camagüeyano desde 1948 hasta 1961”, 2014), pero sobre todo, como pueden refrendar la memoria de millones de espectadores que han pasado por esa sala.

Debo confesar que, ante esa fecha de celebración, me siento dividido. Lo primero que viene a mi mente, desde luego, es la gratitud. El cine Casablanca ha sido durante buena parte de mi vida un espacio permanente de aprendizaje informal. Supongo que los que lo vieron nacer aquel 4 de febrero de 1948, de la mano del empresario Armando Garrido, se sintieron deslumbrados no solo con la arquitectura concebida en el lugar, sino también con el espectáculo desplegado en la inauguración.

Hasta hace poco las salas cinematográficas, como espacios de sociabilidad e intercambios culturales, no eran tomadas en cuenta por los estudiosos. Hoy la “nueva Historia del Cine” (bien defendida, entre otros, por Richard Maltby, Philippe Meers, Robert C. Allen) se están encargando de describir la importancia que adquieren dentro de la comunidad, como parte de la construcción de sus identidades y memorias, un hecho tan simple como era “ir al cine”, no importa si para ver un “clásico” o la comedia más banal que se pueda imaginar.

Por eso es que, a estas alturas, el cine Casablanca de Camagüey es mucho más que un inmueble. Lo que quiero decir con esto es que, si de veras quisiéramos protegerlo como la gran institución cultural que es, se necesitaría mucho más que una gran inversión de recursos que, a la larga, solo servirían para festejar una fecha puntual, pero no para garantizar su sostenibilidad en el tiempo.

Digo esto con dolor, porque yo fui de los que manifesté públicamente mi alegría con la reapertura del mismo hace cuatro años, como parte de los festejos por los 500 años de la Villa. De ese momento quedaron las fotos donde se ve “La Calle de los Cines” inundada de personas, como en los mejores tiempos, quizás también porque tuvimos la suerte de reabrir la institución con ese filme ya mítico que es Conducta (2014), de Ernesto Daranas. Y el entusiasmo nos hizo poner en un segundo plano los problemas acústicos, contaminando el sonido de las tres salas.

Ahora que el Casablanca cumple sus setenta años con varios problemas en su seno, podríamos preguntarnos cómo es posible que en Cuba no seamos capaces de construir salas cinematográficas que estén a la altura de aquellos palacios que desde los años cuarenta existían en la ciudad (por enumerar algunos: Alkázar, Encanto, Guerrero, América, Social, Apolo…).

Sé que en una fecha como esta algunos preferirían obviar las sombras para hablar del pasado brillante que fue, y donde siempre es grato vivir. Mi criterio es que silenciar esos problemas daña más a la gran institución que todavía es el Cine Casablanca. Y nos acomoda en la idea de que no hay nada que salvar, que todo está perdido.

Incluso, creo que es hora de pensar no solo en el Cine Casablanca, sino en el Paseo Temático donde se encuentra ubicado este. Pues, ¿cómo es posible que una calle donde por el momento pueden encontrarse tres tarjas conmemorativas (en “La Isabella” por ser el primer sitio donde se usó en Camagüey el cinematógrafo; en Nuevo Mundo por ser la primera sala de su tipo; y en Casablanca por ser la institución que es), no encontremos un Observatorio administrativo permanente que vele por la buena salud de todo lo que allí existe?

Setenta años de existencia no es poca cosa para una institución. Y festejar ese cumpleaños en el marco de la Semana de la cultura camagüeyana le imprime a ese aniversario otros sentidos. Ojalá en algún momento logremos entender del todo qué significa haber contado en la ciudad con un cine como el Casablanca.

Juan Antonio García Borrero

SERGIO Y SERGUÉI (2017), de Ernesto Daranas

Sergio y Serguéi. Lo malo de irse a bolina.

Por Rolando Leyva Caballero.

Con Sergio y Serguéi, su director, Ernesto Daranas, desperdició la oportunidad de filmar un básico del cine para la posteridad inminente. Quien apuntaba ser, por sus maneras, uno de los directores de audiovisuales más comprometidos y consecuentes con el ejercicio convencido del drama social y su vocación de servicio público a la comunidad, acaba de estrenar una película que apenas se complace en cruzar los dedos antes de seguir una trayectoria temática errada, que no lo llevará a ninguna parte, dejando escapar una posibilidad irrepetible: concebir una película que apostase fuerte por la rectificación de errores y la transparencia, que ayudara a explicar, para entender, si acaso resulta posible, como fue el difícil proceso de abandonar el útero utópico del socialismo real.

Sergio y Serguéi cuestiona, para no decir que traiciona, la lógica de crecimiento paulatino del discurso artístico, pero sobre todo político, de un director valiente, que en sus dos primeros filmes anunciaba lo que sería una carrera ascendente, crítica, mejor aún, concebida desde la industria nacional pero no por ello menos atrevida y autónoma, al abordar circunstancias, problemáticas sociales, temas tabúes que fueron habitualmente eludidos por la filmografía institucionalizada, con su facilidad venal para edulcorar o trivializar lo que es dramático o trágico. Es por ahora la disyuntiva estética y existencial que afecta a Ernesto Daranas, la de volver sobre sus primeros pasos para enmendarse a golpes de acierto.

Sergio y Serguéi acaba siendo un salto atrás, un repliegue o retroceso artístico inexplicable, que denuncia no ya la falta de oficio o de pericia narrativa, sino la pérdida repentina del instinto reactivo, al seguir el realizador una falsa pista argumental que lo llevó por el mal camino del cine cubano contemporáneo producido por el ICAIC, cada vez más artesanal, desfasado, estertóreo, improvisado, que en el intento estéril de sustituir importaciones, sin abrirle paso a los jóvenes realizadores, prefiere rodar historias asépticas, descafeinadas, inocuas, despojadas del rigor de la crítica social mientras simula que pone el dedo en la llaga pero siempre con un guante de látex para evitar el contagio. Ernesto Daranas prefirió curarse en salud. Apostó por ser un soldado avisado, que no quiere morir en batalla. Se atrevió a dar un paso peligroso, sin permiso, para luego pedir perdón por el atrevimiento estético de filmar Sergio y Serguéi, una película atascada entre dos mundos dignos de ser representados.

No es lúgubre ni pesimista hasta el hiperrealismo turbio de moda hace años, pero tampoco preciosista. Se remite a un pasado no tan reciente pero tampoco lo suficientemente remoto como para no haberlo aprendido por cabeza propia. El problema esencial de Sergio y Serguéi comienza justo cuando el argumento deja atrás su parte introductoria para llegar al punto en que debe decidir entre la comedia dramática, la parodia política o la sátira social, momento crucial en que definitivamente equivoca el rumbo y el largometraje continua a la deriva, dando tumbos, por pura inercia narrativa, de lo que debe llegar hasta el final del metraje porque así está previsto en el guión. Lee el resto de esta entrada

SERGIO Y SERGUÉI (2017), de Ernesto Daranas

Este texto sobre el filme Sergio y Serguéi, de Ernesto Daranas, polemiza con otro de la autoría de Jorge Luis Lanza, publicado hace poco en el blog. Y me ha hecho recordar aquellos tiempos ya lejanos en que en el sitio se discutían con pasión las ideas, aunque dejando siempre a salvo a los individuos que las expresaban.

UN PASADO QUE INFELIZMENTE REGRESA

Por MSc lleana Margarita Rodríguez Martinez (Asociación Cubana de la Prensa Cinematográfica)

Uno de los tópicos más controvertidos del 39 Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano lo fue sin lugar a dudas la pobre participación cubana en competencia. Entre los títulos más esperados estuvo Sergio y Serguei del reconocido realizador Ernesto Daranas. Títulos como: Los dioses rotos y Conducta lo avalan como un realizador de una mirada diferente sobre realidades complejas de nuestra contemporaneidad.

Largas fueron las colas de los espectadores ávidos por disfrutar de esta última entrega del realizador cubano. No obstante haber recibido el aplauso mayoritario del público asistente a la premier en el cine Yara el pasado diciembre, Sergio y Serguei es una cinta irregular, menor en la filmografía de este talentoso realizador cubano. La problemática de la caída del campo socialista (específicamente la URSS) y el período especial cubano a principios de los noventa devienen contextos para narrar la amistad de un profesor de marxismo Sergio, radioaficionado y Serguei Krikalev, el último cosmonauta soviético perdido en el espacio que no logar comprender del todo su no regreso a la tierra por falta de combustible y sobretodo esa realidad otra que constituye la caída de su antigua URSS.

Esta sátira narrada en tercera persona por la hija del radioaficionado cubano será el hilo conductor de una serie de acontecimientos signados por el azar y la amistad de estos dos hombres. El cubano inmerso en una cruda lucha por la supervivencia y el cosmonauta soviético varado en el espacio y perdido en otra realidad aparentemente distante de la del cubano, pero cercanas por el absurdo de ambos contextos y marcados por las situaciones extremas que ambos viven.

Sergio nos habla de una realidad insuficiente, con sabor amargo (período especial) que intenta desde los códigos de la comedia, del humor, empatizar con un espectador ávido de la risa fácil que pareciera que olvida, o intenta olvidar con esa carcajada interminable su propio dolor y la herida aún sangrante de una época difícil de nuestra memoria histórica y personal. Lo que parecía una historia profunda de reflexión y sobre todo que revisitaba un contexto histórico poco o nada narrado en el cine cubano se nos convierte en más de lo mismo cuando su realizador escoge para narrar el tono del choteo o el costumbrismo para contarnos de los avatares del cubano, su supervivencia a como dé lugar y su amistad con el cosmonauta ruso, sobre todo sus conversaciones y lo absurdo que los une, por más que parezcan lejanos en contextos geográficos. Lee el resto de esta entrada

POLÍTICAS PÚBLICAS, GESTIÓN CULTURAL E INFORMATIZACIÓN EN CUBA

En el mes de abril estaremos celebrando en Camagüey el III Encuentro sobre Cultura Audiovisual y Tecnologías Digitales. Uno de los ejes temáticos invita a que abordemos el tema de las Políticas Públicas y la Gestión Cultural en Cuba. La idea es que seamos capaces de establecer no solo buenos análisis y debates, sino propuestas prácticas que ayuden a que el sistema institucional de la cultura en Cuba se beneficie de la informatización. Con ese fin, comparto estas reflexiones. Ojalá otros sumen sus visiones.

JAGB

POLÍTICAS PÚBLICAS, GESTIÓN CULTURAL E INFORMATIZACIÓN EN CUBA

En la Cuba de hoy, la gestión cultural de nuestras instituciones todavía no conoce los beneficios de la informatización. El problema no es tanto tecnológico o material, como subjetivo: vivimos en un país donde, a pesar de que cada vez es más omnipotente el mundo digital, carecemos de una Política Pública que respalde el uso creativo de todos esos dispositivos y recursos (así sean precarios) que existen en las instituciones: o sea, que aunque tenemos tecnologías y personas que pueden aportar el Know-How, falta la Política Pública que garantice dentro de las instituciones el desarrollo natural de esas nuevas prácticas.

Habría que aclarar que esto no significa que el Estado no se haya pronunciado a favor de esa informatización en el sector cultural. Y en tal sentido, siempre me gusta recordar aquel segmento del discurso de Miguel Díaz Canel en las conclusiones del VIII Congreso de la UNEAC, al apuntar:

Debemos evaluar con rigor el impacto de las nuevas tecnologías en el consumo cultural, en la creación y la distribución. No puede verse ese impacto como algo negativo, sino como un reto inédito para la relación de las instituciones con los creadores, que debe reforzarse sobre reglas de juego diferentes. Tenemos que usar las nuevas tecnologías para promover lo mejor del talento con que contamos”.

Lamentablemente la UNEAC no ha podido asumir ese reto, por lo que a lo largo y ancho de la isla, en todas las filiales sigue predominando un pensamiento analógico que convierte a las respectivas gestiones culturales en prórroga de lo mismo que se viene haciendo desde que fue fundada la organización.

Tampoco el Ministerio de Cultura, pese a contar con Cubarte y el legado de sus valiosas Jornadas de la Cultura Cubana en los Medios Digitales, ha podido implementar una estrategia que permita socializar esas experiencias, y convertirlas en plataformas que estimulen la creatividad de un modo horizontal.

Lo paradójico es que más allá de las instituciones, el uso creativo de las tecnologías sí gana terreno todos los días. Es decir, lo increíble es que un país que hasta el 2008 las líneas para teléfonos móviles no existían, y el acceso a Internet parecía un cuento de ciencia ficción, ya pueda detectarse un permanente desarrollo de redes informales y prácticas culturales asociadas a estas tecnologías emergentes. O sea, allí donde el sistema institucional está mostrando parálisis absoluta o un abstencionismo intenso, las nuevas comunidades de usuarios se van encargando de construir redes de servicios dirigidas a satisfacer las necesidades de estos.

¿Cómo explicar esa brecha existente entre las instituciones culturales y los públicos que hoy se mueven en otros universos que ya no son los de antes? Lo tecnológico influye, desde luego, pero como dijimos antes, también va pesando demasiado la subjetividad de los que de alguna manera podrían contribuir a que las instituciones estén más próximas al público de estos tiempos. Y es allí donde se necesita de una Política Pública que ayude a construir esos escenarios en los que de modo natural se estimule el aprendizaje, la socialización de experiencias, y sobre todo la evaluación sistemática de lo que se va logrando.

Esto último es importante, porque no habrá Política Pública efectiva allí donde no exista una evaluación sistemática de lo que se ha logrado. De nada vale que en el Congreso de la UNEAC se planteen las necesidades o se establezcan diagnósticos, si después no se chequean y socializan cada una de las experiencias. Y lo cierto es que si hiciéramos una pesquisa de lo que se ha estado trabajando de modo informal en toda la isla, obtendríamos un mapa sorprendente, por lo que va resultando imperdonable que desde el punto de vista institucional no nos enteremos de los progresos.

No voy a ir demasiado lejos. En “El Callejón de los Milagros” de Camagüey, en apenas dos años se ha logrado iluminar con un wifi que permite el acceso gratis, todo el Paseo Temático. Ello permite descargar contenidos vinculados a la actividad audiovisual, lo que sería de gran utilidad a la comunidad académica y amantes del cine en sentido general. Sin embargo, esto apenas se conoce por los ciudadanos debido a la nula promoción que esa Red recibe en la radio o la televisión de la provincia, por ejemplo. Si el Proyecto El Callejón de los Milagros no existe para nuestros medios provinciales, ¿qué puede esperarse de la televisión nacional?

Pongo otro ejemplo de precariedad estratégica. Desde el mes de mayo del año pasado el Gobierno Provincial autorizó la venta de cinco computadoras que permitiría impartir talleres de creatividad en el Complejo Audiovisual Nuevo Mundo, pero casi doce meses después, todavía Copextel no ha conseguido proveer esas máquinas, toda vez que no es un Proyecto priorizado por esa entidad.

Otro ejemplo más: en la ciudad se han celebrado par de Encuentros sobre Cultura Audiovisual y Tecnologías Digitales, en los que sobre todo se ha querido construir una agenda práctica, es decir, donde lo que han predominado son los Talleres y acciones que proponen usos prácticos y concretos. En el del año pasado, trabajamos en función de lograr convertir La Calle de los Cines en una “Calle Inteligente de los Cines”, además de evaluar el universo audiovisual del niño. Allí está la relatoría final, con sus conclusiones y recomendaciones, pero hasta el momento, y pese a la buena opinión de Roberto Smith, presidente del ICAIC, ello no ha pasado de ser un papel más.

Podría mencionar otros ejemplos, pero no me interesa el recuento anecdótico, sino la lección que nos deja todo esto. Ahora que Donald Trump acaba de anunciar su trasnochada estrategia de influir a través de Internet en el orden interno del país, se pone de manifiesto el gran peligro: nuestra incapacidad para responder con el uso creativo a tanta ínfula intervencionista.

Para mí está claro que no es con la retórica que lograremos defender los valores humanistas que nos interesan, sino con una Política Pública eficiente que ponga a las humanidades digitales, la creatividad de los ciudadanos, y el pensamiento crítico en el centro de todo este universo.

Juan Antonio García Borrero

III ENCUENTRO SOBRE CULTURA AUDIOVISUAL Y TECNOLOGÍAS DIGITALES (Camagüey, Cuba)

Convocatoria

El Proyecto de Fomento de la Cultura Audiovisual “El Callejón de los Milagros”, con el auspicio del Sectorial Provincial de Cultura, la Asociación Hermanos Saíz, el Centro Provincial del Cine, y la Unión de Informáticos de Cuba en Camagüey, convocan al III ENCUENTRO SOBRE CULTURA AUDIOVISUAL Y TECNOLOGÍAS DIGITALES, el cual se celebrará en Camagüey los días 25, 26, y 27 de abril del 2018, con los siguientes ejes temáticos:

Homenaje a Desiderio Navarro, pionero en el uso de lo digital en función de la promoción cultural en Cuba.

El enciclopedismo digital del siglo XXI

Políticas públicas e informatización de la gestión cultural

Objetivo principal: El encuentro pretende propiciar un espacio para el intercambio de experiencias vinculadas al trabajo comunitario, dirigido a fomentar entre niños, adolescentes, educadores y promotores culturales, un uso creativo de la tecnología, así como el consumo crítico del audiovisual.

Para ello se organizarán sesiones de trabajo que permitan la actualización y discusión de los presupuestos teóricos y conceptuales pertinentes, vinculándolos a una agenda práctica que a su vez estimularía la inter-actividad e inter-creatividad de los participantes.

Objetivos permanentes:

· Socialización de productos y servicios del mundo digital relacionados con la cultura audiovisual.

· Impulsar el vínculo entre las nuevas tecnologías, la cultura audiovisual, y los proyectos comunitarios.

· Contribuir a que la informatización de la sociedad marche acompañada de la necesaria campaña de ciberalfabetización de los ciudadanos.

· Conocer experiencias valiosas del territorio nacional y propiciar el intercambio fluido entre las diversas áreas de Cultura, Educación y Nuevas Tecnologías.

· Impulsar el Programa de Fomento de la Cultura Audiovisual, aprovechando el uso creativo de las nuevas tecnologías.

· Fomentar alianzas con las diversas instituciones y organismos del territorio, vinculadas a la cultura, la educación y las tecnologías en Camagüey (Sectorial de Cultura, Educación, AHS, ISA, Oficina del Historiador de la Ciudad, Etecsa, Joven Club, Universidad de Camagüey, UPEC, Desoft)

Modalidades de participación:

El simposio funcionará a través de ponencias y exposiciones académicas que, acompañadas de demostraciones prácticas en el PASEO TEMÁTICO DEL CINE, vinculará a la comunidad camagüeyana con lo que allí se exponga, posibilitando que los ciudadanos se integren a las diversas experiencias compartidas por los especialistas.

El Encuentro también se plantea la construcción de una plataforma permanente de trabajo, en la cual confluyan los saberes culturales, educativos y tecnológicos.

ACTIVIDADES COLATERALES

Ø Exposiciones interactivas

Ø Taller “Programar es crecer” para niños y adolescentes

Ø Taller de creación audiovisual para niños y adolescentes

Ø Exposición de fotografía humorística del realizador Francisco Puñal

Ø Descarga de archivos

Ø Presentación de libros

Ø Ciclos de materiales audiovisuales

Ø Cibertertulia “El Callejón de los Milagros”

CONTACTOS:

Coordinador General: Juan Antonio García Borrero

Teléfonos: 32258189// 32257996

Correo: virgen1964

nuevomundo

CONVOCATORIA 14 FESTIVAL INTERNACIONAL DE CINE DE GIBARA

CONVOCATORIA 14 FESTIVAL INTERNACIONAL DE CINE DE GIBARA

By FICGibara ( ficgibara.cult.cu )

El Ministerio de Cultura, el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC), el Gobierno de Holguín, y el Gobierno de Gibara, convocan a participar en el 14 Festival Internacional de Cine de Gibara (FIC Gibara), a celebrarse del 1 al 7 de julio de 2018.

FIC Gibara, inspirado en el festival del Cine Pobre que creara el cineasta cubano Humberto Solás y presidido por el actor y director Jorge Perugorría, abre un espectro más amplio a la producción cinematográfica y mantiene la comunicación entre las distintas artes que caracterizó al Cine Pobre.

Podrán concursar materiales en idioma original con subtítulos en español con fecha de terminación 2016 al presente.

Se competirá en las siguientes categorías:

– Largometraje de ficción

– Cortometraje de ficción

– Largometraje documental

– Cortometraje documental

– Animación y videoarte

– Guiones inéditos

– Cine en construcción (largometrajes de ficción y documental)

El jurado de cada categoría estará integrado por reconocidas figuras nacionales e internacionales del cine, el audiovisual y las artes; su decisión será inapelable.

A cada obra ganadora se le entregará el premio Lucía.

En la sección Cine en construcción, se otorgará el premio – en metálico – Humberto Solás a la obra que más honre el Manifiesto del Cine Pobre defendido por el cineasta; además de una obra confeccionada por un prestigioso artista de la plástica.

Las obras deberán enviarse en formato DVD o BluRay a la siguiente dirección:

Oficina del Festival Internacional de Cine de Gibara:

Calle 23, nro.1155, e/10 y 12, piso 6, Edificio ICAIC, Vedado, Plaza de la Revolución, La Habana, Cuba. CP 10400.

Puede registrarse de manera online en el siguiente enlace:

http://inscripcion.ficgibara.com/

El plazo de admisión vence el 27 de abril de 2018.

Más información:

ficgibara <mailto:ficgibara>

Teléfonos: +53 7 8369493, +53 8383650 al 56. Ext: 195 y 196.

UN TEXTO SOBRE «EL ACOMPAÑANTE», de Pavel Giroud

Este texto de Berta Carricarte tal vez parezca demasiado extenso para un blog. Pero a mí me parece excepcional, sobre todo porque entre nosotros no es frecuente encontrar “análisis” que hablen desde la teoría cinematográfica, y sean capaces de superar el impresionismo crítico en el que muchas veces preferimos quedarnos. Ojalá se hagan más sistemáticos estos retornos a películas ya estrenadas, donde la distancia nos permita explorar en profundidad textos y contextos. Así que lo que recomiendo es imprimirlo y leerlo con calma. Vale la pena.

JAGB

El acompañante: un caso de M.R.I

Por Berta Carricarte Melgarez

Introito.

En 2016 se estrena en las salas de cine cubanas El acompañante, filme dirigido por Pavel Giroud, cuyo asunto es la vida de Daniel, uno de los enfermos de sida que, como era costumbre durante los años 1980, fue recluido en un sanatorio llamado Los Cocos. Con el objetivo de controlar la infección, se les prohibía a los enfermos salir, a menos que les acompañara un cuidador. Horacio, boxeador penalizado por dopaje, se convierte en el vigilante de Daniel.

Queriendo hacer prevalecer la lectura idílica de un contexto epocal ya lejano, la crítica a veces superficial y festinada con que se valoró el filme, cuestionó la veracidad histórica de ciertos pasajes y de ciertas soluciones dramáticas, en virtud de un verismo totalmente ajeno a la naturaleza creadora del arte. Otros criterios también acusatorios, no repararon en aspectos notables que el enunciado proponía; pero, además, El acompañante se rotuló como cine que respondía a lo que Nöel Burch denomina Modo de Representación Institucional. Tales juicios motivaron la escritura de este ensayo, donde se pretende esclarecer el término aludido, tomando como referencia la película en cuestión, y ofrecer un punto de vista en todo caso diferente.

***

Suele suceder a veces que, cuando se toman las armas del enemigo para polemizar, el resultado está más cerca de la legitimación de esas armas, que del desenmascaramiento del adversario. Así me da la impresión que le sucede a Laura Mulvey en Placer visual y cine narrativo (1973) cuando dice que hará un uso político del psicoanálisis para develar la manera en que el inconsciente de la sociedad patriarcal ha estructurado la forma cinematográfica. A mi juicio, no hace más que darles poder a las teorías de Freud y Lacan en relación con las obsesiones y patologías femeninas, finamente incrustadas en las propias mujeres, durante siglos de aprendizaje cultural, y luego convertidas, mediante operatorias psicoanalíticas, en verdades científicas, o sea, verdades del psicoanálisis. Para oponerse a los efectos de voyeurismo sádico y la escoptofilia fetichista que según Mulvey, son el resultado de la percepción del cine narrativo, tendría que lograrse -dice ella- un cine que condujera al distanciamiento crítico, un anticine, en fin, un cine no narrativo.

Sin embargo, como han demostrado los estudios semióticos del cine: todo cine es narrativo y todo filme es un filme de ficción. El cine combina imagen y sonido en virtud de un relato –sin importar la densidad o la transparencia de su discurso-, y las imágenes concebidas no pueden entonces sustraerse de ese principio de narratividad, al margen de lo aleatoria que pueda resultar su lectura o desciframiento.

De ahí que podamos preguntarnos: si Mulvey utiliza las herramientas del psicoanálisis, e incluso sus aseveraciones, con la pretensión de demostrar el talante de la mirada androcéntrica en el cine, ¿no se podría utilizar el cine narrativo para reconstruir una mirada no patriarcal? De hecho, Mulvey fue cuestionada casi de inmediato, por otras feministas que tomaban en consideración aspectos no evaluados por aquélla. Pero, además, ya para esa fecha se habían activado modos de representación que tendían a la deconstrucción, al antirrealismo, a romper la unidad entre diégesis y mímesis, o simplemente a la baja densidad narrativa, sin que por ello se acercaran a resolver los problemas concernientes a la mirada masculina hegemónica en y desde la pantalla. Un ejemplo bien elocuente sería la Nueva Ola Francesa que, por cierto, se irguió como modelo de producción cinematográfica opuesto a lo que Noёl Burch denomina M.R.I.[i] Lee el resto de esta entrada

SERGIO Y SERGUEI (2017), de Ernesto Daranas

Un pasado que todavía es presente

Por Jorge Luis Lanza Caride (Crítico de cine)

En la historia del cine cubano, pocos filmes han reflejado la angustia existencial y la incertidumbre social experimentada por el cubano en esos sombríos años noventa como Sergio y Serguei (2017), el más reciente largometraje de Ernesto Daranas (Los dioses rotos y Conducta), pues la mayoría las cintas realizadas por el ICAIC en ese contexto, salvo Madagascar (1994), de Fernando Pérez, permanecen en el olvido, dado el tratamiento intrascendente, no solo en lo temático, sino también en lo social.

La principal diferencia en cuanto al abordaje temático y estético de la crisis de los noventa entre algunos de estos filmes, incluyendo el citado título de la filmografía de Fernando Pérez y la más reciente película de Daranas es no apelar a un discurso hermético difícil de descifrar para el espectador medio, como suelen ser las cintas de Pérez.

Sin embargo, elude recurrir al típico tratamiento costumbrista y superficial cuya tendencia fílmica ha marcado y limitado en gran medida la cinematografía cubana de las últimas décadas. Daranas no prescinde de la metáfora reflexiva e inteligente en Sergio y Serguei, al entregarnos un filme divertido cuyas claves comunicacionales le valieron el premio de la popularidad en la 39 edición del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano. Sergio y Serguei no es una cinta pesimista y derrotista en su abordaje de nuestras problemáticas sin dejar de ser divertida, seria y sobre todo profunda. A mi juicio, posee la virtud de cuando terminamos de verla nos deja más interrogantes que respuestas concluyentes.

Aunque centra su mirada en esos difíciles años, no se limita a radiografiar de manera satírica el cúmulo de avatares y penurias sufridas en aquel contexto. Lamentablemente, la mayoría de los filmes que han apelado a ese recurso para representar ese complejo período apenas son recordadas por el público cubano, tan exigente cuando se trata de su propia cinematografía. En esta cinta Daranas establece un acertado dialogo entre dos contextos tan cercanos en el tiempo: los críticos años noventa y la actualidad, ese nuevo milenio que ha prolongado muchas de las contradicciones y realidades de los noventa. No olvidemos la capacidad y vocación dialógica del arte en todas sus dimensiones. Lee el resto de esta entrada

DESPERTANDO EN EL NUEVO AÑO

Estas fechas (fin y principio de año) se prestan para que nos entreguemos por entero a esa milenaria práctica que consiste en soñar el mundo no como lo que es, sino como quisiéramos que fuera (lleno de paz y armonía espiritual). Pero en lo personal, uno de los consejos que más he apreciado para caminar por la vida lo tomé hace algún tiempo del gran escritor Ambrose Bierce cuando anotó: “Si quieres hacer realidad tus sueños, ¡despierta!”.

No es que eso de soñar esté del todo mal, porque si los humanos vivimos hoy en un mundo diferente al de hace tres o cuatro siglos es porque un grupo de idealistas se empeñaron en desafiar el sentido común, y propusieron nuevas perspectivas, nuevas maneras de diseñar la convivencia. Pero también ellos, a su manera, fueron realistas, en tanto se trata de eso: de soñar con los pies bien afincados en la tierra.

En este nuevo año, como todos, me he propuesto varias metas. Mas en este primer post del 2018 quiero mencionar brevemente lo que ya comienza a ser una prioridad: el III Encuentro sobre Cultura Audiovisual y Tecnologías Digitales, que celebraremos en Camagüey entre los días 25 y 28 de abril.

Para esta ocasión tendremos tres grandes ejes temáticos:

Homenaje a Desiderio Navarro

El enciclopedismo digital del siglo XXI

La informatización de la gestión cultural en Camagüey.

Y como en los dos Encuentros anteriores, tal como aconseja Bierce, trataremos de convertir a la teoría (los sueños) en algo práctico, cuyos beneficios puedan apreciarse directamente en la comunidad, aunque todavía no tengamos una conciencia institucional de las fortalezas que hay allí.

Será también la mejor manera de seguir compartiendo con Desiderio Navarro, uno de los pocos intelectuales cubanos que hizo suya la revolución digital, tal como el mismo se encargara de anotar en algún momento:

En su afán de divulgar en Cuba el pensamiento literario, artístico y sociocultural mundial en sus mejores exponentes y de contribuir a dinamizar la actividad crítica e investigativa nacional, Criterios aprovechó los avances tecnológicos de la era digital para crear tempranamente, a principios de la década de los 90, con la ayuda de CENIAI, un rudimentario y efímero boletín electrónico; más tarde, en el 2006, fundó el sitio web www.criterios.es; en ocasión del debate de 2007 sobre el Quinquenio Gris, comenzó a utilizar el correo electrónico como un medio de diálogo y distribución de textos de conferencias públicas y dossiers a manera de un “blog-virtual-por-email”; desde 2009 ha realizado sucesivas entregas gratuitas en soporte digital de selecciones de valiosos artículos y libros extranjeros de las más diversas disciplinas, temáticas y países – “Los Mil y Un Textos en Una Noche”-, que ya suman 4004 títulos, y, por último, en 2011, utilizando a la vez el e-mail y su sitio web, creó el e-zine Denken Pensée Thought Mysl… de Pensamiento Cultural Europeo”.

Ya de paso, quisiera aprovechar la ocasión para agradecer públicamente el apoyo brindado por la Directora saliente del Sectorial Provincial de Cultura, Irma Horta. Sin su presencia en varias de las Cibertetulias que hemos realizado y en los dos Encuentros concebidos, hoy el Proyecto no existiría, pues como otras veces he dicho, una cosa es escribir libros en solitario, y otra, intentar contribuir a una Política Pública que beneficiaría a la comunidad de la que todos formamos parte.

Juan Antonio García Borrero