SOBRE EL COLOR EN LA TV CUBANA Y UNA FALSA EFEMÉRIDE

Ayer colgué en Facebook el siguiente comentario:

“El próximo 24 de octubre se estará cumpliendo un nuevo aniversario de la llegada del color a la televisión cubana. Al menos es lo que deduzco de esta nota firmada en 1976 por Fernando Rodríguez Sosa en la revista Bohemia Nro. 45. Se dice allí:

El color llegó a la TV cubana. Con una duración de hora y media, el primer programa –con carácter experimental- lanzado al aire – domingo 24 de octubre, Canal 6- impresionó más que por lo agradable de captar la imagen televisiva a color, por la posibilidad de incrementar los recursos técnicos de este medio de difusión masiva” (1)

Una cosa, desde luego, es el experimento en sí, y otra, la generalización de esa práctica, porque en mi casa se siguió viendo televisión en blanco y negro creo que hasta mediados de los ochenta, cuando le asignaron a uno de mis padres uno de esos modernos equipos.

Entiendo que a las nuevas generaciones les resulte difícil imaginar que los muchachos de entonces vivíamos obsesionados con aquellas aventuras “en blanco y negro”. Hablo de El capitán Tormenta, Los comandos del silencio, Enrique de Lagardere, por mencionar apenas algunas.

Les faltaba el color, es cierto (al menos en los equipos en los que por lo general los veíamos), pero les sobraba esa cuota de imaginación que les permite todavía permanecer intactas en nuestra memoria colectiva.

Ahora sobran colorines en nuestra televisión, y los efectos se hacen cada vez más sofisticados. Y sin embargo, todo se olvida tan rápido. Otra prueba irrebatible de que lo novísimo no siempre hay que asociarlo al progreso”.

Como para confirmar ese gran valor que tienen las nuevas tecnologías en el proceso de producción y recepción de conocimientos, casi de inmediato recibí mensajes de mis amigos Fausto Canel (Miami) y Orestes Matacena (Hollywood) corrigiéndome la afirmación: el color entró en nuestra televisión en 1958, de la mano de Gaspar Pumarejo.

Para mí la revelación ha sido importante en dos vertientes: en el aspecto mismo de precisar la efeméride, desde luego, pero también en cuanto al reconocimiento de ese peligro que corremos los investigadores cuando nos dejamos llevar por el hallazgo de un dato, el cual aislamos del devenir histórico y convertimos en una suerte de fetiche.

Tengo en mi contra no ser especialista de la historia de la televisión. De modo que ignoro si ya se ha escrito algo donde podamos apreciar lo que fue la gestión de Pumarejo y otros (esos “otros” por lo general son los técnicos ignorados por la gran Historia que apenas nombra a quienes tienen el poder, léase el dinero, para contratar y explotar los conocimientos de esos técnicos anónimos) antes de 1959, y ya de paso nos explique qué pasó con la televisión en esos primeros quince años de Revolución. Supongo que sí se ha escrito sobre el tema, del mismo modo que en nuestros estudios sobre el cine cubano, varios investigadores dentro y fuera de la isla ya han sido capaces de trazar un mapa bastante exhaustivo de lo que fue la gestión fílmica antes del triunfo revolucionario.

Pero vale la aclaración sobre todo para recordarnos que en cuestiones de búsqueda del conocimiento, la autoridad omnisciente no existe. O buscamos la verdad entre todos, sin soberbia y pretensiones de establecer verdades definitivas, o nos quedamos para siempre como promotores del pensamiento sectario y mutilador.

Juan Antonio García Borrero

PD:

Desde Miami, Gilberto Gutiérrez (rector del blog “El balsero suicida”) me envía esta interesante información:

“Color television arrived in Cuba in 1958. Havana’s Channel 12 aired in color using some RCA telemovie equipment capable of processing color television images. After 1959, however, Channel 12 no longer broadcast color programming. Many years later, once the Caribe station began operation, the technical staff of the Cuban Institute of Radio and Television began to reactivate the old Channel 12 color television equipment and to redesign and adapt new SECAM studio equipment obtained from the Soviet Union. These efforts demonstrated the possibility of transmitting in color using the NTSC standard through the existing broadcasting network. Other tests were carried out with the SECAM color standard with acceptable results.

Selection of a color standard for Cuba was conditioned not only by technical factors, but also by economical, social, and political ones. The final government decision reached at the end of 1974 was to stick to the national color television standard (the NTSC standard). This was the standard used by most countries in the Caribbean geographical area. Using a different standard would isolate Cuba from its neighbors. Once the government made this decision, the country rapidly acquired color remote control equipment from NEC in Japan, while existing Soviet equipment was duly modified for color transmission. The first standard color transmission in Cuba via the Caribe ground station took place in 1975”. (The Recent History of Satellite Communications in Cuba by Roberto Diaz-Martin)

Publicado el octubre 17, 2012 en DEL ARCHIVO. Añade a favoritos el enlace permanente. 4 comentarios.

  1. Agradezco a Gilberto Guitérrez, rector del blog «El balsero suicida», la información que em hizo llegar y que incorporé a este post. Saludos, JA

  2. Ventura M. Jr.

    Fue interesante leer tu artículo, porque mi papi nos llevó a casa una vez un televisor de color un día del 1958. Lo veíamos con mucha curiosidad porque era muy bonitos los colores que se veían. Pero cuando la transmisión no era en colores, era muy difícil ajustar el color para ver los objetos más o menos como se devian de ver en blanco y negro. Así que era casi imposible quitarle el morado a las caras de persona o el verde al cielo (ha, ha). Mi papa, Ventura, fue el ingeniero principal que hiso la CMQ y después se fue con Barletta para hacer Telemundo.

  3. Falsa informacion, he trabajado con materiales en blanco y negro hasta 1979, el 1er programa a color fue mi espacio musical llamado COLORAMA,soy fundadora.

    • Gracias por su comentario. Sería bueno aportar más información y constrastarla con la que se ofrece, a partir de otras fuentes. Insisto en que no soy historiador de la televisión. Lo que brindamos aquí y en la ENDAC es una plataforma que permite integrar los diversos conocimientos. Estoy seguro que así aprendemos más. Gracias otra vez.

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