EL ACOMPAÑANTE (2015), de Pável Giroud

Comparto esta nota que escribí sobre El acompañante (2015), de Pável Giroud, para el sitio Progreso semanal.

EL ACOMPAÑANTE (2015), de Pável Giroud

Cuando pensamos en el audiovisual cubano del siglo XXI, todavía lo hacemos con las mismas herramientas cognitivas que nos ayudaron a construir las ideas que tenemos de lo producido cinematográficamente en el siglo anterior.

Y es un error, porque se trata de algo que demanda nuevas perspectivas. Esto, como casi siempre sucede, lo han entendido antes que los críticos precisamente los que hoy hacen el cine: no en balde una película como El acompañante (2016), de Pável Giroud, está dedicada a la memoria de Camilo Vives, un hombre que conseguiría construir su prestigio como productor formando parte del ICAIC, pero que en sus últimos años de vida apostaría por “lo independiente”.

Lo que Vives, hombre sagaz y con visión de mundo, comenzaba a comprender (o quizás siempre lo había entendido, pero atrapado en los límites que impone lo institucional) es que el cine (si se quiere soñar en términos de industria) necesita encontrar un público más allá de la aldea donde tiene su origen. Y tal vez, como Borges, pensaba que “idolatrar un adefesio porque es autóctono, dormir por la patria, agradecer el tedio cuando es de elaboración nacional” siempre será un absurdo.

El acompañante está construida sobre esa pretensión nada banal de no aburrir al espectador. Y para ello se propone retomar el oficio de “contar una historia”, apelando a las fórmulas más básicas del melodrama. En sentido general, esta es una película que se ha visto un montón de veces: dos individuos inicialmente diferentes consiguen superar los escollos que les impone el destino, y, gracias a la solidaridad, crecen en lo moral. (Para leer todo el texto, pinche aquí).

Publicado el septiembre 25, 2016 en Uncategorized. Añade a favoritos el enlace permanente. Deja un comentario.

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