ELIECER JIMÉNEZ: EL DOCUMENTAL ES UNA EXPLOSIÓN DE SUBJETIVIDAD.

Me da mucho gusto publicar esta conversación con el joven documentalista camagüeyano Eliecer Jiménez.

ELIECER JIMÉNEZ: EL DOCUMENTAL ES UNA EXPLOSIÓN DE SUBJETIVIDAD.

Por Ingrid Castellanos Morell

A Eliecer Jiménez Almeida lo conozco desde hace mucho, cuando todavía era un muchachón de bromas y chistes pesados que jugaba futbol en las tardes de la universidad, quería hacer cine a pesar de sus, por aquel entonces, lagunas culturales. Ahora ya tiene canas y su tiempo se va repensando imágenes, pero en el fondo sigue siendo el mismo guajirito que recuerdo cuando comencé a estudiar Periodismo. Su personalidad y su obra despiertan polémicas, lo que nadie puede negar es que este joven realizador ha demostrado una constancia irrefutable a pesar de las carencias económicas o geográficas, los más de veinte materiales que llevan su firma lo avalan. Los galardones obtenidos con su documental “La faz de las aguas” en el vigesimotercer Almacén de la Imagen, fueron el pretexto para conocer un poco más a ese vertientino que confiesa sentirse ciudadano del mundo.

¿Cómo llegas al audiovisual?

Por accidente académico, yo hice un documental, que ni siquiera es un documental, es un reportaje bastante mal hecho y bastante mediocre sobre los baños de la Universidad de Camagüey que estaban, y están, en mal estado, en el año 2008. Fue una experiencia bonita que compartí con varios amigos y me ha traído mucho bienestar en mi vida. Me criticaron muy duro, y a mí cuando me dicen que soy un mediocre me da tanta rabia, me pongo y estudio mucho mucho, y eso fue lo que hice, pero ahora todavía no creo que sea suficiente, es como dice Isaac Newton, conocemos una gota e ignoramos un océano. Entonces como la cultura de un periodista siempre es un océano pero con un milímetro de profundidad yo quise buscar un poco más allá, y debo tener como un milímetro y una décima, creo que he estudiado, me preparo por lo menos para hacer los documentales que hago, por lo menos investigo para no quedar en ridículo.

¿No crees que estés siendo demasiado absoluto con esas afirmaciones acerca de los periodistas?, por ejemplo Gabriel García Márquez o Federico Fellini empezaron por el Periodismo.

Si pero hay una gran diferencia entre esos genios y un mediocre como yo, eso lo tengo claro, entre Stanley Kubrick y yo hay una diferencia de millones de cosas.

¿Qué ventajas tiene no haber estudiado en una escuela de cine, una carrera que no tiene mucho que ver con tus aspiraciones?

La mejor ventaja que uno puede tener al no estudiar en una escuela de cine es no ceñirse a ningún canon, entonces puedes tener una esplendida libertad de tomar de aquí y de allá y hacer lo que tú quieras. Pero no quiere decir que yo no haya estudiado cine totalmente porque estuve en una beca en la escuela de San Antonio de los Baños. Realmente es muy útil, porque uno aprende a determinar cosas que uno las hacía antes intuitivamente pero ahora las aplico directamente sin muchos rodeos, te facilita muchas cosas estudiar en una escuela de cine y lo principal que te facilita son los contactos. Alguien dijo una vez que nadie te podía enseñar a hacer cine, nadie te puede enseñar a hacer cine pero sí te pueden dar las vías y el acceso a los medios, que normalmente a uno le cuesta más trabajo.

Todavía estás estudiando Periodismo ¿qué te ha aportado la carrera a tu devenir como realizador?

No puedo ser tan hipócrita para decir que el Periodismo ha sido magnífico para mi vida, no lo ha sido. Sin embargo tengo que agradecerle algunas cosas como el perfeccionamiento de la entrevista, el olfato para buscar la buena historia, para distinguir entre lo que se desecha y lo que se queda a la hora de editar, el poder de síntesis. Las otras virtudes son innatas en mí, ninguna carrera te va a dar la posibilidad de encontrarte con una buena historia y yo soy de las personas que creen que no necesariamente para encontrar una buena historia tú tienes que estar en el lugar y en el momento de los hechos, no, tu puedes encontrar una buena historia sentado a mil kilómetros de los buenos hechos, porque todas las historias no son noticias y no tienes que reflejarla como tal, tu puedes hacer otros géneros a partir de una noticia que ya pasó.

¿Qué referentes visuales, musicales y literarios crees que han marcado tu obra hasta este momento?

En el documental que es el género que hago, me ha marcado mucho Nicolás Guillén Landrián, es la influencia más fuerte. Yo no sé por qué yo llegué a la obra de Nicolacito, creo que es porque todo el mundo quería ver sus materiales que fueron prohibidos mucho tiempo, y luego se pudieron acceder a ellos. Hay muchas más influencias incluso fuera de Cuba, el Cine-Ojo de Dziga Vertov, Berlín: Sinfonía de una gran Ciudad, el Cinéma Verité me encanta, el cine directo norteamericano y canadiense, son materiales que me fascinan, Suite Habana ha sido una influencia muy fuerte.

Musicalmente lo cubano ha sido para mí una influencia muy fuerte, yo hice un documental que se llama Usufructo que sale de una canción que canta Frank Delgado con Buena fe que se llama “Melecio Capote”, coincidentemente mi papá se llama Heriberto Jiménez Capote, entonces la idea del documental sale de ahí, oí esa canción y rápidamente se me activaron los sentidos y como al año ya había hecho el documental. Documental que luego tuviera una trascendencia, no solo en mí sino en los espectadores y medianamente en la cultura cubana, estuvo en el Festival de Cine Latinoamericano en la Habana y ganó varios premios en otros eventos.

En cuanto a los referentes literarios José Martí creo que es la expresión más fuerte en mi obra. La dignidad humana que intento buscar. En otros planos como la novela “Cien Años de Soledad” fue un libro que me gustó mucho, Cabrera Infante, Vargas Llosa.

Vivir fuera de la Habana para algunos jóvenes que quieren hacer audiovisual resulta un impedimento, si en tu caso le sumamos que ni siquiera eres de una ciudad provincial cabecera, sino de un municipio. ¿Cómo ha repercutido tu procedencia a la hora de abordar la realidad en tus materiales?

Bueno no sé si sabes que yo soy un caso probablemente de estudio, no porque mi obra sea la mejor sino porque mi caso es muy raro. Mi familia no tiene nada que ver con la cultura, mi papá es un sencillo campesino y mi mamá es una noble ama de casa. Yo estudié maquinaria azucarera en un central en Vertientes, quiere decir que yo llegué a universidad y al Periodismo como de carambola, sin querer, porque yo ni siquiera sabía que quería estudiar Periodismo, a los veintitrés años no sabía que quería estudiar. Ahora vivo en Camagüey por amor, por el amor que mi novia me tiene, pero mi alma es de Vertientes, como lo es de la Habana, como lo es del mundo.

Es bastante difícil hacer audiovisual en Camagüey, en Vertientes, y lo más lamentable es que todo el audiovisual que uno hace es en función de la Habana. En Camagüey existe el Almacén de la Imagen, el Taller de la Crítica, el Festival del Video Arte, un cineclub que funciona, pero Eliecer en estos eventos casi no existe, entonces tengo que pensar todo el tiempo que mi obra sea vista en la Habana por tres o cuatro personas que pueden darle un valor diferente, sin negar todas las potencialidades que tienen esos eventos en Camagüey. Aquí todo el mundo me ve como un socio más, que para mí eso es genial, pero ninguna obra mía se ha puesto nunca en un Taller de la Crítica, en el Video Arte se han puesto obras mediocres, en el Almacén tengo que reconocer que todo lo que yo mando me lo ponen, llevo tres años siendo premiado. El caldo de cultivo en la provincia será positivo en la medida que existan más cines. Quizás ahora cuando hagan todos esos cines en la calle Agramonte, quizás se pueda hacer un espacio de Arte y Ensayo donde nosotros podamos mostrar nuestras obras, que sean programadas. La obra de uno la hace pensando en espectadores de otro tipo que no es el acostumbrado a las películas de Hollywood, supongamos que es el llamado Cine Imperfecto de Julio García-Espinosa, yo con que vayan diez personas soy feliz, pero que haya buena proyección, un buen sonido. Uno se mata porque las cosas queden bien, buscando el mejor HD (Alta definición) posible, el mejor sonido, entonces llegas a las salas de proyección de aquí y las cosas se ven y se oyen mal. Hay que respetar las obras de los realizadores.

¿Cuál es tu opinión de los cambios que ahora mismo ocurren en el Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC)?

El otro día estaba viendo una película de Chris Marker, ¡Cuba sí!, había una especie de propaganda en una valla enorme que decía “leer para creer”, y yo te digo que con estos nuevos cambios hay que “ver para creer”. Yo quiero ver las productoras independientes, que no te persigan por hacer un audiovisual independiente, que no haya un tipo que vaya a hacerte preguntas incómodas, yo quiero ver eso, y sería muy feliz cuando eso llegue. Por la información que me llega a mi correo las ideas son magníficas, pero yo he visto muchas películas con excelente guión pero el producto final ha sido malísimo. Lo que hay que tratar que ese guión que es la Ley de cine, sea una buena película en la realidad. Hay que tratar que todos accedamos a todas esas cosas que son positivas, porque este país está fundado sobre una idea martiana que dice “con todos y para el bien de todos”.

¿Has pensado en algún momento hacer ficción?

Yo me siento hijo adoptivo de la realidad, pero esta realidad me interesa tanto que hago documentales. En algún momento haré películas de ficción pero por ahora no me interesa. Hay gente que me dice que ya yo tengo que pasar a hacer ficción pero yo no lo veo así. Además es muy difícil que yo pueda hacer ficciones como yo hago documentales ahora, porque hay que ser un genio para hacer una película solo, y yo quiero hacer documentales solo. Yo conozco mis limitaciones, cuando uno conoce sus limitaciones eso te permite avanzar por un camino donde uno no vaya directo a ellas, sino esquivarlas.

Los documentales que has realizado hasta ahora tienen una gran carga de crítica social, ¿cuál crees que sea el papel de la obra arte en el contexto que estamos viviendo, si crees que tenga?

Los artistas comprometidos con su obra deben fijarse en la realidad y reflejarla de alguna manera. Mi idea sobre el arte es muy griega: las cosas tienen que ser bellas, buenas y útiles, pero para mí mis documentales tiene que ser sobre todo útiles, entonces uno tiene que cultivar la utilidad de la virtud, que es mirar donde hay problemas y tratar de cuestionarlos, pero eso te va a traer problemas. Algunas gente dice que yo me quiero hacer el mártir todo el tiempo, ¿ser responsable con tu país, es hacerte el mártir? Entonces yo seré un mártir todo el tiempo. Lo que yo no puedo ser es un irresponsable o un mentiroso como mucha gente que conozco.

Ahora mismo mis preocupaciones no son las mismas que tenía en el 2008, yo creo que muchas cosas dependen del contexto histórico que uno vive y la manera subjetiva en que uno mira este contexto. El documental es una explosión de subjetividad que uno tiene, el cine en sentido general.

Publicado el octubre 24, 2013 en Uncategorized. Añade a favoritos el enlace permanente. Deja un comentario.

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