UN INTERCAMBIO CON FRANK PADRÓN SOBRE LA VIEJA Y LA NUEVA CRÍTICA DE CINE EN CUBA

Caro Juani:

Tu más reciente comentario publicado en tu sitio me movió a acabar de dar forma a la mesa tentativa sobre la crítica, algo que, como plasmas en él, habíamos conversado, también con Armandito quien me sugirió no demorara demasiado la propuesta por la antelación con que deben «cocinarse» estos asuntos.

Como siempre me parecen muy atinadas tus reflexiones, siempre provocadoras y convidando a la sana polémica, solo que -y en nombre de ello mismo-considero sobrestimas, en nuestras condiciones actuales, el papel de la gestión digital y el ciberespacio.

En mi caso, reconozco soy un poco «a la antigua»: aun cuando, como de seguro sabes, colaboro en medios digitales («La Jiribilla», «Noticine.com», etc) y visito asiduamente sitios tan útiles como el tuyo, no me resisto al placer de ver mis humildes prosas en papel y tinta, como era antes y (afortunadamente) sigue siendo.

Pero mi criterio de que sobredimensionas la otra «punta del hilo» tiene que ver sobre todo con nuestro singular «hic et nunc» (aquí y ahora)…un problema ya casi tan viejo como el del «huevo y la gallina» pero no por ello menos alarmante: ¿cuántos de nuestros lectores -potenciales y reales- tienen acceso a Internet ? ¿cuántos incluso disponen de un humilde correo electrónico para siquiera recibir, por esa vía, esos artículos y polémicas sin dudas tan necesarios?

Amén de otros inconvenientes (la saturación ciberespacial con tantas opciones), ¿no te parece que el anciano periódico, el semanario o la revista tienen más posibilidades de «llegar» (además de «quedarse» impreso, como Dios manda)? Si no se consigue- pues no hay que ignorar que eso forma parte de otro no menos grave problema- siempre habrá un amigo o conocido que guarde el ejemplar o recorte el artículo para prestarlo o regalarlo, sin embargo, ¿qué posibilidades reales brindan -siempre en nuestro contexto- las redes digitales para ello?

Ahora mismo, en esto de las mesas y el próximo Taller, que si Dios (y el ICAIC) quiere(n) tendremos el próximo año y en lo sucesivo, te parece cuánto menos anticuado que lo hagamos según la vieja escuela del foro y el evento, concretamente escribes:

«De modo involuntario, Frank Padrón nos ha revelado, con su propuesta, una de las costumbres más arraigadas de la vieja crítica: dependencia desmesurada del foro convencional, ya esté representado éste por un evento, un libro, o un programa de televisión o radio. Pareciera que la crítica de la vieja escuela no se siente legitimada si no es accionando en estos contextos. Pregunto: ¿y la nueva crítica se percibe también así, o sabe que su tiempo obedece a otros mecanismos de construcción de sentidos, donde ya no opera tanto lo unidireccional impuesto por alguien desde un podio, como lo simultáneo y la inmediatez? Puedo imaginar a uno de esos jóvenes preguntando: ¿y por qué esperar a que esos viejos organicen dentro de un año un encuentro para hablar de nosotros, si tenemos a mano la tecnología para pensarnos sin la vigilancia de los padres, ahora mismo?»

 

¿Por qué esta escisión entre «vieja/nueva» crítica tiene que depender del «foro», el «evento», «el libro» o el «programa»? ¿no son otros los retos, los conflictos viejos y nuevos, las disyuntivas y perspectivas, y en todo caso, mucho más esenciales que el soporte y el espacio que elijan para su despliegue? ¿hay real contradicción entre esa vieja escuela de confrontaciones y la (pos)moderna y superadelantada internet -cuya efectividad, por otra parte, y pese a lo expresado, jamás negaría-? ; el quid del asunto ¿no estaría más bien en sumar posibilidades y terrenos antes que enfrentar uno a otro?

En todo caso, pienso que los cientos, miles de lectores y estudiosos que lamentablemente no tienen acceso a Internet siempre agradecerán esa «dependencia desmesurada del foro convencional, ya esté representado éste por un evento, un libro, o un programa de televisión o radio»  entre lo que parece incluyes nuestro viejo y querido Taller por el que tanto, reconozco, has trabajado siempre, y ante lo cual no deja de desconcertarme un tanto tu postura, por mucho que hables quizá un poco como «abogado del Diablo», y tomes prestada la presunta reflexión y posición de esos jóvenes críticos.

Como sea, te estoy enviando, repito, mi propuesta de mesa redonda para el próximo evento, donde este, entre otros tantos temas como el que ahora brevemente hemos intercambiado, pudieran salir a escena desde otras tantas voces y posturas.

Un abrazo,

Frank Padrón

P.s Por supuesto, si deseas puedes publicar estos apuntes de sana polémica, que sé tanto promueves.

 

DE GARCÍA BORRERO A FRANK PADRÓN

Querido Frank:

Gracias por esas reflexiones que contribuyen a iluminar otros ángulos del fenómeno cuyo análisis nos ocupa. Siempre que ayudemos a poner de manifiesto el carácter multidimensional de las afirmaciones que hagamos, creo que la crítica estaría cumpliendo con uno de sus roles más importantes: estimular el pensamiento que revisita lo que ya se creía pensado.

Quizás deba esclarecer un poco mejor en qué consisten mis reservas con esa vieja crítica que muestra una desmesurada dependencia del foro convencional (casi siempre asociado a lo físico, a lo presencial). Por supuesto que no estoy proponiendo que renunciemos a nuestras antiguas prácticas. Internet es una herramienta formidable, pero paradójicamente su naturaleza democrática nos ofrece pocas garantías de encontrar siempre un saber confiable, toda vez que cualquiera puede escribir lo que entienda, sin que los usuarios se sientan en la obligación de examinar a fondo (como exigiría un verdadero saber científico) la legitimidad de aquello que se expone.

En lo personal sigo acudiendo a las bibliotecas, donde consulto libros con los que podré estar de acuerdo o no, pero que suelen brindarme argumentos, desarrollados según una metodología que permite encauzar el debate hacia lo útil. Y es que tal como otras veces he intentado argumentar en el blog, no me interesa convertir a las nuevas tecnologías en un fetiche al que hay que rendirle un culto acrítico, sino estimular el pensamiento en torno a ellas con el fin de ponerlas en función de nuestros proyectos intelectuales. Y es allí donde siento que la vieja crítica anda perdida del todo, que no hace absolutamente nada por revertir el asunto, y se queda en la queja tercermundista.

Por supuesto que nuestro aquí y ahora tecnológico nos condena a una suerte de pesadilla de la cual uno más bien quisiera despertar. Pero, lo que tenemos a mano, aquí y ahora ¿lo estamos aprovechando?, ¿lo ponemos en función de esos proyectos intelectuales de los que te hablaba antes? Pongamos un par de ejemplos: la Asociación Cubana de la Prensa Cinematográfica cuenta con una página web auspiciada por el ICAIC, ¿qué es lo que impide que sea actualizada de modo sistemático, y que sus miembros expongan sus ideas en ese foro, y que se estimule la discusión entre sus miembros?, o los miembros de la UNEAC, que tienen el privilegio (porque es un privilegio) de acceder a Internet por un módico precio, ¿no podrían aprovechar esos escenarios para impulsar debates y proyectos críticos que nos beneficiarían a todos?

En cuanto a los “cientos, miles de lectores y estudiosos que lamentablemente no tienen acceso a Internet”, tengo mi propia percepción del asunto. Es real que en Cuba Internet es un lujo de pocos, pero (apelando a aquello de Cioran de que la gente espera de nosotros menos teoría y más experiencia) veo una gran diferencia numérica entre los 2000 lectores que adquirieron la “Guía crítica del cine cubano de ficción” (libro ya agotado), y los más de 250 000 visitantes que ha tenido el blog en estos cinco años, y que lo mantienen con vida gracias a los debates que se han animado en el mismo. El impacto de los últimos, al menos en lo personal, no tiene comparación con los primeros.

No saco a relucir estos detalles estadísticos por cuestiones de vanidad, sino porque ayuda entender que tanto la globalidad como la virtualidad que caracterizan a la actual revolución electrónica son las que están decidiendo el lugar que ocupan hoy en el mundo los distintos debates. Pienso que si la nueva crítica cubana no acaba de asumirse como parte de ese proceso globalizador, y se sigue pensando desde la aldea para ser escuchada solamente en la aldea, correremos el riesgo de imitar la fábula propuesta por Titón en Los sobrevivientes. Estaremos condenados a devorarnos nosotros mismos.

De cualquier forma, como te dije anteriormente, tu propuesta de tema me parece fascinante. Tan fascinante que lo que en el fondo sugería en el post anterior es que no había que esperar al próximo Taller para empezar a discutir sanamente sobre el asunto. Ojalá desde ahora mismo los jóvenes comenzaran a apuntar ideas que nos demuestren que, en verdad, el Taller ya comenzó, y que en marzo más bien lo que podríamos hacer son las conclusiones preliminares.

Te abraza fuerte,

Juan Antonio García Borrero

Publicado el May 16, 2012 en POLÉMICAS, SOBRE LA CRITICA. Añade a favoritos el enlace permanente. 4 comentarios.

  1. Un comentario al siguiente párrafo de Padrón:

    «Amén de otros inconvenientes (la saturación ciberespacial con tantas opciones), ¿no te parece que el anciano periódico, el semanario o la revista tienen más posibilidades de “llegar” (además de ”quedarse” impreso, como Dios manda)? Si no se consigue- pues no hay que ignorar que eso forma parte de otro no menos grave problema- siempre habrá un amigo o conocido que guarde el ejemplar o recorte el artículo para prestarlo o regalarlo, sin embargo, ¿qué posibilidades reales brindan -siempre en nuestro contexto- las redes digitales para ello?»

    Los medios digitales llevan una vez más ventaja a la hora de «guardar» o compartir información con un amigo. Las posibilidades de reproducción y difusión de un archivo digital son múltiples y van en aumento: envío por correo electrónico para los amigos que no tienen Internet; almacenamiento en un dispositivo externo para entregar directamente a la computadora de otro amigo que no disfrute siquiera de la comunicación electrónica; impresión del archivo (probablemente gracias al favor de un tercer amigo) para entregarlo a quien siquiera tiene un computador. En Cuba la fuerza de las redes sociales no descansa aún tanto en las redes electrónicas como en el capital humano. En los últimos años la divulgación de archivos que de otra manera hubieran sido imposibles de conseguir por la vía de los medios tradicionales, y que fueron pasando de mano en mano, de memoria stick a memoria stick, es uno de los fenómenos que más habla de la potencia viral de los medios electrónicos. Cabría preguntarse cuánta información difundida por las vías electrónicas, sobre todo informales, ha alimentado al campo intelectual cubano que habita la isla, digamos, en el lapso de la última década. Frente a esto, cualitativa y cuantitativamente, ¿cuál ha sido la contribución de los medios tradicionales, otrora nuestra fuente principal, en el mismo período?

  2. Hay que leer un poco más sobre las Tecnologías y el mundo hoy,en todas sus áreas.Manuel Castells,publicó en el año 2005-2006,en soporte de papel y digital,una rigurosa investigación cientìfica realizada por un equipo de colegas durante cinco años,en Cataluña y los resultados fueron tan asombrosos para algunos,que causó un enorme revuelo en los medios de comunicación tradicionales y los » grupos de poder».Podrían utilizarse de referencia porque es otro contexto,claro,pero todos estos análisis pueden formar parte del análisis para cualquier foro,sobre cualquier tema en cualquier lugar.Hay otros,muy buenos,excelentes,este fue un pequeño ejemplo,de un trabajo realizado por uno de los autores de habla hispana más citados yo consultados en el mundo hoy,sobre estos temas.

  3. Querido Juany. ¡Qué problema este nuevo del blog! No veo el blog pero recibo como siempre tus posts por la vía email que me has facilitado. Realmente, la comunicación, sea por una vía u otra, va a ser siempre un enigma. Coincido en muchos puntos con Mónica. Aún tengo fresco en la memoria el gran estrago mediático e intelectual que causaron los famosos emails de Impronta; y de la ayuda que me dieron cientos de personas a las cuales nunca he conocida cuando se me acusó de pornógrafo al prestarle “El Grito” a un amigo.
    Los medios digitales son el presente y seguirán siendo el futuro y no es que disienta de lo que dice mi amigo Frank, sino que en uno como en el otro caso, siempre van a tener acceso a esa información quienes estén interesados. No tenemos un espacio para publicar crítica especializada a no ser los ya ocupados por los consagrados. A muchos de la “vieja escuela” nos es difícil publicar de manera impresa, pues dígame usted a uno de la nueva que nadie conoce aún…
    Las publicaciones digitales también son elitarias mientras no exista Internet para todos y por el bien de todos. Este es un gran dilema pues soy amante de la idea de los semanarios y las revistas, pero ¿de qué semanario o de qué revista hablaríamos? No olvidemos las trampas de la distribución.
    Creo que esta es ya una forma de comenzar el taller, tal y como vaticinaba Juany. Pero no hay nada como decirse las cosas mirándose a los ojos o tener un trabajo impreso que uno pueda revisar sin tener que acudir a la máquina del trabajo, de la escuela o la de un amigo.
    En este caso; opto por las dos vías informativas y le doy preferencia a la primera para ciuando tengamos semanario o revista que circule con frecuencia y llegue a las provincias distantes de la Habana.
    Un abrazo

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