LAURA BAIGORRI SOBRE LA HISTORIA DESDE EL VIDEOARTE
Entre el 6 y el 9 de mayo del 2010 tuve la suerte de coincidir con la académica Laura Baigorri en un simposio organizado en la Universidad de Harvard, con el título de El cine como historia, la historia como cine. Yo todavía no conocía sus agudos escritos, dado que la crítica tradicional de cine suele pensar en el videoarte como algo ajeno a ese universo de imágenes y sonidos que a diario comentamos, pero una simple búsqueda en Google me hizo saber entonces que estábamos en presencia de una de las principales estudiosas que tiene esta expresión artística.
En aquellas frías mañanas en Cambridge, café por medio, tuvimos tiempo de intercambiar sobre nuestros respectivos trabajos, y, por supuesto, le hablé del Festival Internacional de Video Arte de Camagüey, que entonces iba por su tercera edición. Al regreso a Cuba comenté del encuentro a Jorge Luis Santana y Diana Pérez, líderes del proyecto camagüeyano, pero después le perdí la pista, hasta hace un par de semanas, en que pude disfrutar de la disertación que ofreciera en la sede del FIVAC para dejar inaugurada las sesiones teóricas del Festival en su sexta edición.
Este reencuentro con Laura Baigorri no solo me permitió escucharla otra vez, sino, ya de paso, tener en mis manos un ejemplar de su codiciado libro “Vídeo: primera etapa (el vídeo en el contexto social y artístico de los años 60 y 70)”, así como una memoria flash con varios libros y artículos digitales (algunos de su autoría), que ya forman parte de la biblioteca electrónica que estamos conformando en el Complejo Audiovisual Nuevo Mundo, para el uso de la comunidad académica e interesados en sentido general.
Quisiera ahora compartir uno de los tantos textos aportados por Laura Baigorri a nuestra biblioteca, y que ha tenido la gentileza de autorizar su publicación en el blog. Para los que estamos interesados en promover desde Camagüey el estudio de la imagen en movimiento proyectada sobre una superficie, apelando a la perspectiva de conjunto, y sin importar esas fronteras ficticias que suelen dividir lo visible en campos más bien estrechos (ficción, documental, videoarte, etc), estas reflexiones tienen una gran importancia.
Primero, porque nos permite aproximarnos al videoarte como algo que está formando parte de un proceso mayor llamado vida, e indagar en sus perfiles, en las características de su práctica y mutabilidades a partir de fechas precisas, y eventos tangibles y humanos (demasiado humanos) que propiciaron en cada caso su aparición. Y luego, porque nos obliga a repensar las funciones de la imagen dentro de esta gran saga que vive el hombre moderno, extraviado en un laberinto de pantallas que nunca terminan de describir lo real, sino que nos seduce e hipnotiza con una realidad construida de acuerdo a intereses de grupos.
Los críticos de cine deberíamos entender que cuando hablamos (o más bien dejamos de hablar) de videoarte, de modo involuntario estamos apelando a un sistema de jerarquías que ya nos ha diseñado nuestra manera de mirar, juzgar y excluir. Pero esto también funciona desde el otro extremo: si la videocreación no se esforzara en salir de esos nichos marginales que el enfoque tradicional de la historia de la imagen en movimiento quiere imponerle, se impondría a sí misma una suerte de muerte a corto plazo, como tantas vanguardias de antaño. Se necesita, entonces, pensar en la construcción de espacios donde la imagen en movimiento acompañada de sonidos (o viceversa) alcance a ser problematizada sin prejuicios: ¿podría entenderse el videoarte sin tener una idea de lo que ha pasado en la historia, ya no del cine, sino de la imagen?; y luego, ¿es posible a estas alturas hablar del cine sin tener en cuenta los procesos que han tenido lugar en sus márgenes?
Tanto Laura Baigorri como Magalis Espinosa, otra gran estudiosa, en sus respectivas intervenciones nos ofrecieron ejemplos concretos de que esos mundos no son tan paralelos y distantes como pudiera parecer. Laura mostró fragmentos de El club de la lucha, de David Fincher, y Magalis proyectó la apropiación que hiciera Lázaro Saavedra del célebre documental PM (1961), de Sabá Cabrera Infante y Orlando Jiménez Leal. Para entender estos nexos en toda su profundidad habría que ir más allá de lo meramente sensorial y las etiquetas del remix, para adentrarnos en pulsiones mayores.
En cuanto al texto que comparto, me interesa sobre todo el análisis que Laura Baigorri hace de las posibles funciones que jugaría La Historia en las obras de videoartistas que, precisamente, se han liberado de la tiranía del relato histórico, con sus pautas totalitarias. ¿Hasta qué punto ello podría funcionar entre nosotros, tan atados como estamos a un cine narrativo que condiciona toda nuestra interpretación de la Historia convertida en “Realidad y “Memoria” con mayúsculas”? Son preguntas que me surgen de esta primera lectura, y espero que no sean las únicas. Por eso lo comparto.
Juan Antonio García Borrero
La historia desde el videoarte Laura Baigorri
Publicado el abril 19, 2015 en FESTIVAL DE VIDEOARTE EN CAMAGUEY, Uncategorized. Añade a favoritos el enlace permanente. Deja un comentario.
Deja un comentario
Comments 0