CARTA DE GABRIEL VEYRE A SU MADRE DESDE LA HABANA
A La Habana que arribó el francés Gabriel Veyre (1871-1936), el 15 de enero de 1897, le faltaban menos de 24 meses para conocer un cambio radical. Un cambio en el cual el régimen colonial español cedía ante el empuje de las fuerzas independentistas cubanas, y la intervención oportunista de los norteamericanos en el conflicto bélico.
Veyre venía de México, adonde “había sido enviado como director técnico del Cinematógrafo Lumière junto a Claude Fernand Bernard en calidad de director general para introducir el novedoso aparato en México, Venezuela, Las Guayanas y Las Antillas”, según nos comenta Luciano Castillo en su espléndida “Cronología del cine cubano”.
La carta que a continuación se reproduce, tomada de “La tienda negra”, de María Eulalia Douglas, es según la investigadora, una de las dos únicas misivas escritas por Veyre desde La Habana que se conservan. La compartimos con los amigos del blog, porque también en este tipo de documento, uno puede encontrar pistas de qué es lo que, al margen de lo que las grandes narrativas relacionadas con la historia del cine cubano nos cuentan, sucedía en el día a día de la época.
JAGB
CARTA DE GABRIEL VEYRE A SU MADRE DESDE LA HABANA
La Habana, 3 de febrero 97
Muy querida mamá:
Algunas palabras para darte noticias mías. No sé si has recibido mis cartas anteriores enviadas desde La Habana. El servicio de correos está muy malo a causa de la guerra y muchas cartas se pierden. Así que no te inquietes si no recibes noticias mías regularmente.
Por el momento, me siento muy bien, podría decir que mejor que en México, si esto es posible, pues allá, me faltaba el aire y a causa del invierno el tiempo se ponía malo. Las noches sobre todo eran muy frías. ¡Aquí, nada de eso!
Después de una semana de lluvias y tempestades, el tiempo se ha puesto hermoso. Hay un sol reverberante todo el día y las noches tibias dan deseos de dormir fuera. No hay cobertores en las camas. Aquí, eso no se conoce. Una sencilla sábana y eso es todo. Las ventanas están siempre abiertas y para protegerse de los mosquitos durante el sueño, el lecho está rodeado de cortinas de muselina.
En cuanto a los negocios, no van mal. Estos días de lluvia nos han perjudicado, pero con el buen tiempo esto se recupera. Qué lástima que esto sea en tiempos de guerra. El país está casi arruinado y si hubiera venido antes de la guerra, hubiera podido ganar casi mil francos diarios! No obstante, creo que cuando abandone el país, llevaré algunas pequeñas economías. G
Pocas cosas que contarte sobre las costumbres del país que se parecen a las de Francia o más bien a las de España, puesto que es una isla española.
Como estoy instalado cerca del teatro, paso allí casi todas mis noches pues tengo entrada gratis. En este momento hay una buena compañía española de M. Luban que merece su fama. Esta es mi única distracción.
Ya que voy al teatro donde se actúa en español, te diré que comprendo perfectamente el idioma y que no tengo dificultad en este sentido.
No he recibido noticias de Fernando desde mi partida de México. Creo que no tardará en volver a Argentina, pasando por Francia. ¿Se habrá casado? Lo ignoro, puede ser que sí.
Abraza en mi nombre a toda la familia y recibe mil, mil besos de tu hijo.
G. Veyre
México. Apartado 408-Vía New York
Publicado el abril 24, 2013 en DEL ARCHIVO. Añade a favoritos el enlace permanente. Deja un comentario.
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