EL MAESTRICO (2012), de Isis Chaviano
El Maestrico y el Secreto de Kells
Por: Antonio Enrique González Rojas
Con el cortometraje El Maestrico (Isis Chaviano, 2012), el animado cubano industrial delata una vez más a pura flor de piel, sus inmediatos referentes morfológicos y discursivos, sin una adecuada re-elaboración autoral que delate una suficiente madurez creativa en sus realizadores como para consolidar una identidad donde las inevitables influencias aparezcan metabolizadas en una obra auténtica.
Aunque sus gestores han aclarado la independencia respecto a la cinta El Brigadista (Octavio Cortázar, 1977), en algún momento mencionada por un reporte informativo, el animado de marras sigue prácticamente a pie juntillas las pautas dramatúrgicas de la referida película, debut del actor Patricio Wood, quien para colmo de males, pone voz al personaje nombrado Benancio, campesino que se opone al arribo del alfabetizador Chiqui (Antonio Iraizoz). No hace más que asumir el rol desempeñado por su padre treinta y seis años atrás, sin olvidar todo el proceso de empatía, familiarización y aprendizaje mutuo que culmina en la sensibilización final del “guajiro” con el altruista chiquillo.
No faltan, claro, los “malisisísimos” alzados o bandidos del Escambray, sustituido ahora el villano Mario Balmaseda de entonces por el caricaturesco Omar Franco, quien da voz al terrible y maniqueo Silo Herrera y su banda de horrendos secuaces, donde destaca el sidekick Jabao (Jesús Rubio), para completar la alusión al dueto Mediacara-Cortico de la última gran etapa audiovisual de Elpidio Valdés. Varía un poco la trama la novedosa relación previa entre el “malo” y Benancio, pero no es lo suficientemente significativo como para sentar pautas.
Para nada se pretendió ocultar el sentido ideológico puro y duro (incluso más allá de lo equívocamente “educativo” o “histórico”) de El Maestrico, como también es peyorado el adolescente Wood en su película, para incrementar la connivencia negada. Los buenos son ángeles y los malos son demonios feos y sucios que pecan de no ser divertidos, algo que salva a Resóplez, el Andaluz y Cetáceo como contrincantes del infidente Valdés y a otros villanos de Padrón como los conquistadores de Tabey (1975), los esbirros machadistas de La pregunta (1980), los soldados sudafricanos de N´vula (1981), o los casquitos de Celedonio (1983), deleznables en su concepción, sin resquicio para cualquier matiz, pero lo suficientemente graciosos como para no incordiar su intención propagandística. Los personajes positivos de El Maestrico lo son en extremo grado tanto caracterológico como formal. Sin olvidar el happy ending, donde tras
capturar a los malvados, los protagonistas ríen despreocupados con una banal ocurrencia.
Para colmo de males, todo esto sucede en momentos en que la propia industria animada mundial ha redimensionado los estereotipos de héroe y villano, desde filmes como The Nightmare Before Christmas (Henry Selick, 1993), Shrek (Andrew Adamson & Vicky Jenson, 2001), y Monsters Inc. (Pete Docter, Lee Unkrich & David Silverman), para citar tres ejemplos modélicos. Del lado de acá permanece el esquematismo rampante
que exige sin reservas, la máxima adhesión a los postulados defendidos por la obra, sin oportunidad para el espectador de articular significados más complejos y saludablemente polisémicos.
Más allá del apartado dramatúrgico, El Maestrico disfruta de una animación decorosa, no exenta de belleza y dinamismo, en cuyos diseños no dejan de remitir ipso facto a la brillante y reciente cinta irlandesa The Secret of Kells (Tomm Moore & Nora Twomey, 2009), todo un dechado de lirismo visual, revalidador de la animación 2D convencional en medio de la eclosión 3D y stop motion, sin olvidar la solidez de la historia contada.
Moraleja artística de El Maestrico: mientras más en el tiempo se extiendan los rígidos cánones didácticos e infantilistas de la industria animada cubana, más experiencias habrá que lamentar. En tanto no se flexibilice el conservadurismo, y se fomente una producción más autoral que no por obligación debe diferir del canon ideológico, pero sí de los métodos y estrategias de creación, se conseguirá poco más que ligeras mímesis y fábulas madrugadas.
Publicado el febrero 7, 2013 en DIBUJOS ANIMADOS. Añade a favoritos el enlace permanente. 1 comentario.
hasta ahora la busco siempre quise verla buena produccion